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Miguel del Pino

Elefantes, luces y sombras

A pesar de las medidas que protegen a los elefantes, la Comunidad científica cree que esta especie está abocada a la extinción.

A pesar de las medidas que protegen a los elefantes, la Comunidad científica cree que esta especie está abocada a la extinción.
Familia de elefantes | Pixabay/CC/dpatdfci

Cuesta trabajo aceptar la posibilidad de que la próxima generación asista a la extinción de especies animales que han sido tan familiares para nosotros como los tigres y los elefantes, pero esta posibilidad amenazadora parece cada vez más cercana.

Para comenzar por lo positivo vamos a alegrarnos de que según los censos aéreos de elefantes que se realizan en los principales santuarios africanos, como el Tsavo, en Kenia, el número de individuos en algunas poblaciones del elefante africano ha subido durante el censo correspondiente a 2017.

El elefante africano (Elephas maximus, antes Loxodonta africana) ha visto incrementada su población en dicho Parque de 11.000 ejemplares en el año 2014 hasta casi 13.000 en la actualidad, según informa Quercus, publicación mensual decana de la prensa ambiental.

A pesar de esta noticia tan positiva no podemos olvidar el golpe que supuso la muerte a manos de furtivos de Satao II, un viejísimo elefante que contaba al menos cincuenta años, y que ocurrió en Tsavo a comienzos de este año. Satao II era muy conocido por sus enormes colmillos que le hacían entrar en el club, de apenas 25 ejemplares, la mayoría keniatas, de elefantes con semejantes defensas.

Salvemos la inexactitud derivada de la forma popular de referirnos a los supuestos "colmillos" de marfil: no son tales, sino incisivos, homologables a las "palas" de los herbívoros. De todas formas al hablar de colmillos y de marfil todos sabemos a qué nos referimos.

El servicio de Vida Silvestre de Kenia, autor del estudio al que aludimos, llama al mantenimiento de las medidas de protección para la especie y a no bajar la guardia en la inversión para la lucha contra los furtivos, que son el principal enemigo de la supervivencia de los grandes paquidermos.

James Isiche, responsable de la organización internacional IFAW ha manifestado lo siguiente: "Estos datos no deben conllevar una relajación de los esfuerzos por conservar a los elefantes, sino más bien ser un estímulo para reforzar el trabajo destinado a garantizar que las poblaciones de la especie son salvadas para la posteridad".

Como prueba de que no se puede cejar en el empeño de proteger a estos animales maravillosos, el 4 de julio las autoridades de Hong Kong decomisaron más de siete toneladas de defensas de elefante, en el que se considera "el mayor alijo incautado en tiempos recientes" (Quercus)

Hasta el momento, la triste plusmarca se encontraba en una gran partida decomisada en Singapur en 2002. Ni en aquel caso ni en el actual se sabe exactamente el tiempo transcurrido entre la matanza y la aparición de los alijos, pero lo cierto es que, gota a gota, vamos perdiendo a los elefantes africanos, posiblemente las criaturas más interesantes y asombrosas entre las que comparten con nosotros el planeta.

El marfil recientemente decomisado fue encontrado en un barco procedente de Malasia con contenedores etiquetados como "pescado congelado". El jefe y dos empleadas de la compañía de importación han sido detenidos, pero nada devolverá la vida a la ingente cantidad de animales abatidos por los terribles furtivos

De manera paradójica, el Gobierno de Hong Kong acababa de anunciar una moratoria de cinco años en sus mercados internos de venta de marfil, siguiendo así la iniciativa de China en el mismo sentido aunque más ambiciosa, ya que el gigante asiático parece dispuesto a poner fin a este tipo de manufactura y comercio dentro de sus fronteras.

Como resultante del contraste entre noticias optimistas y pesimistas en torno el elefante africano, la Comunidad científica se decanta hacia la creencia de que, aunque prosperen las medidas proteccionistas en los próximos años, los elefantes parecen abocados a la extinción, al menos en la naturaleza.

En el caso de no producirse el milagro que todos los amantes de los animales esperamos.

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