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Pedro de Tena

Viva Sánchez

A menos que los constitucionalistas hagamos algo pronto, el jaque mate se acerca.

Tomen nota porque vamos camino de no poder manifestar otra aclamación que no sea esa en lo que nos queda de vida democrática. Si dar vivas a España siempre estuvo mal visto por la izquierda española de la Transición –tan mal visto que España, su bandera y su himno parecían tener un tufo a extrema derecha, cuando no a franquismo puro y duro–, ahora dar un viva al Rey en un acto judicial es pasarse tres montañas para un ministro de Justicia que es notario mayor del Reino.

¿Qué está pasando en España? ¿Cómo habrá que llamar a lo que estamos viviendo, de momento, con estupor? Sumidos en una doble crisis, la sanitaria y la económica, que ha dejado a gran parte de la nación perpleja y silenciosa, ahora los políticos lenguaraces, mindundis intelectuales y morales, nos han sumido en otra crisis, la institucional, llamando traidor nada menos que al Rey de España, que es el Jefe del Estado. Y lo hace un ministro comunista, una ideología que por sus crímenes ha sido condenada en el Parlamento Europeo.

¿Cómo se atrevió un PSOE mentiroso hasta las trancas en la campaña electoral a hacer todo lo contrario de lo que dijo iba a hacer o nunca haría? Pactó, para hacerse con el poder del Gobierno, con todos los enemigos declarados de la nación española configurada en la Constitución. Incluso se ha llegado a lamentar el suicidio de un etarra, mientras las víctimas vagan por este purgatorio doble que se les hace pasar. Es más, se llegan a acuerdos de gobierno con el brazo político de los matones de ETA. Por si fuera poco, ahora se va a obligar al Rey a firmar el indulto de quienes se rebelaron contra la Constitución y trataron de proclamar la independencia de Cataluña.

Los ciudadanos, ocupados en salvar los muebles de su trabajo, de su salud y de su vida, parecemos no estar percibiendo el peligro que estamos corriendo como sociedad, como nación y como Estado. Pero incluso aunque lo percibiéramos, ¿qué podríamos hacer de manera eficaz para enderezar el entuerto en que nos están metiendo? ¿Cómo le llamamos? ¿Golpe de régimen a cámara lenta? ¿Pronunciamiento político de una oligarquía de partidos que consideran que gobernar es más cargarse la Constitución con fines autoritarios que buscar el bien común de los ciudadanos?

El Gobierno de Sánchez controla los dineros de los presupuestos, hace y deshace a su antojo colocando a amigos y correligionarios, gestiona los dineros de varias autonomías y muchos ayuntamientos y parece que todo le da igual porque quedan dos años para las elecciones, si es que se celebran que ya se verá, y de lo que se trata es de dar pasos y más pasos en la dirección de una forma autoritaria de ejercer el poder. Y, ya que estamos, procura dictar qué es o no es historia, qué es o no memoria y qué es o no es decible, en la calle, en las escuelas y universidades y en las conciencias.

Durante un tiempo pensé que había que resistir este ataque a la España constitucional porque parecía iba a ser pasajero, porque esperaba que habría muchos que reaccionarían y porque nuestra pertenencia a la Unión Europea detendría a los insensatos. Pero no. Al contrario que Rajoy, que con la mayoría absolutísima más amplia en Congreso, Senado, autonomías y ayuntamientos no quiso ser fiel a sus votantes, estos tipos, con sólo 123 escaños y apoyándose en la anti España más visceral, son capaces de cualquier cosa. Se atreven a todo, lo van controlando todo, lo van penetrando todo.

Digamos por última vez Viva el Rey y Viva España, que por el camino que vamos sólo podrá decirse Viva Sánchez, un auténtico coronavirus político, en un futuro no muy lejano. A menos que los constitucionalistas hagamos algo pronto, el jaque mate se acerca.

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