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Presente y pasado

Kamen, el masacrador

Tiene bastante razón Kamen cuando señala en El Mundo el peligro de películas como Elisabeth, repletas de la más necia patriotería inglesa, en el surco de la leyenda negra estudiada por W. Maltby. Sin embargo él mismo termina con la extraña aseveración de que Hernán Cortés masacró a medio millón de indios, como advertencia contra la tentación de glorificar al conquistador que creó Méjico (hoy, a quienes se glorifica en España es a los chequistas).

Ya he observado en otras ocasiones la peculiar forma que tiene Kamen de historiar, reminiscente, indirectamente, del nacionalismo catalán. Pero aquí el más elemental escepticismo crítico exigible a un historiador debiera haberle puesto sobre aviso. En pleno siglo XX, con las enormes facilidades de cuantificación y registro existentes, ha costado muchos años de estudio llegar a cifras aproximadas sobre el número de muertos de la guerra civil española, partiendo del mítico millón (y hasta varios millones) pregonados durante largos años por la propaganda. Todavía, en el siglo XXI, persisten numerosos historiadores subvencionados en ofrecer cifras inverosímiles sobre la represión. Y sin duda habrá que revisar en profundidad también las cifras de muertos referidas a la II Guerra mundial.

Si esto ocurre, insisto, en plenos siglos XX y XXI, es fácil imaginar el cuidado con que deben tomarse los datos del siglo XVI, una época muchísimo más primitiva en cuanto a medios de cálculo y registro, máxime en América por las fechas de la conquista. Hoy sabemos que el número real de muertos en España, entre el frente y la retaguardia y después de casi tres años de lucha entre ejércitos de más de un millón de hombres cada uno, no llegó a los 300.000. En los seis años de la II Guerra Mundial, con toda su sangre, sudor, lágrimas y esfuerzo, ejércitos de millones de personas y medios de destrucción abrumadores, Reino Unido tuvo menos de 400.000 muertos entre el frente y la isla. En fin, ¿cómo se las habrían arreglado unos centenares de españoles, en un tiempo menor, semiaislados en un país extraño y con armas increíblemente ineficaces por comparación, para masacrar a quinientos mil? Sería bueno que Kamen e historiadores de su estilo lo explicasen.

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Iniciativas

Difunde el Manifiesto por la verdad histórica, muéstralo a tus conocidos e invítalos a firmarlo. La mentira sobre el pasado no debe prevalecer, porque arruina la vida política y cultural del presente. Difúndelo especialmente en la universidad, si eres estudiante o profesor. No te preocupes de lo que otros NO hacen, sino de lo que SÍ puedes hacer tú. Que el silencio no nos condene.

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La Asociación por la Tolerancia se adhiere a la convocatoria de manifestación de la AVT:
POR UN FUTURO EN LIBERTAD. JUNTOS, DERROTEMOS A ETA

Una nota sobre el lema de la manifestación: a quien hay que derrotar es a los colaboradores que hacen grande a la ETA, y sin los cuales este grupo asesino sería muy poca cosa. También el futuro en libertad demanda lo mismo, como exigencia crucial. Como fuere, ¡todos a la manifestación!

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Hoy, en "El economista"

CUESTIONES EN TORNO A FRANCO

Pío Moa

a) ¿Causó la guerra civil la destrucción de la democracia, o fue la destrucción de la democracia la que causó la guerra? Dicho de otro modo: ¿derrotó Franco a la democracia o derrotó a la revolución?

b) ¿Duró tanto el franquismo porque sometía a la población por el terror o porque la mayoría de la población no se sentía incómoda con él? Si la segunda opción fuese la correcta –como parecerá obvio a cuantos conserven un poco de memoria–, ¿se debió a un carácter servil de la gente, o a otras causas? Si a otras causas –también parece lo más probable–, ¿podrían considerarse entre ellas la experiencia del Frente Popular, la guerra mundial y las deprimentes alternativas al franquismo durante los famosos cuarenta años (al llegar la amnistía, los presos políticos eran casi todos “demócratas”… comunistas y terroristas)?

c) En otras palabras, ¿representó la oposición una salida real a la dictadura, o una solución previsiblemente desastrosa?

d) ¿Fue el franquismo un régimen monolítico y rígido, inmune al cambio, o bien cabe distinguir en él una evolución y tendencias internas divergentes?

e) La democracia actual, ¿entronca con el franquismo o con la república? Lo cual también puede expresarse así: ¿debemos nuestra democracia fundamentalmente a una evolución reformista del franquismo, o a la oposición?

Quien conozca la historia no tendrá dificultad en contestar estas preguntas. Pero el número de antifranquistas se ha multiplicado asombrosamente cuando ya no hace falta, abarca desde Josu Ternera a Zapatero, pasando por los separatistas y racistas vascos y catalanes, los comunistas mal reciclados, antiguos colaboradores de la dictadura y derechistas aspirantes a congraciarse con las izquierdas. Todos intentan derrotar a Franco, actitud realmente pueril, pues no puede borrar el pasado; pero peligrosa, porque envenena el presente y destruye la obra de la Transición.

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