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Zoé Valdés

Taubira

Era una ministra sonriente. Algo verdaderamente raro en política. Es una mujer sonriente, algo también raro en Francia.

Se nos va del gobierno francés la ministra de Justicia Christiane Taubira. No es que la vayamos a extrañar, pero al menos es alguien que se bate por sus opiniones, y que le daba colorido a una Francia demasiado opaca y paliducha. La única ministra negra ha decidido tirar la toalla. Sus numerosos encontronazos con Valls, el primer ministro, dieron de qué hablar. Muchos se preguntaban cómo había podido soportar quedarse tanto tiempo.

A ella le daba igual. Y, comentarios más comentarios menos, seguía aparentando que se llevaba bien con todo el mundo.

Se le debe la ley del matrimonio entre homosexuales y posturas más que radicales, como esta última ante la retirada de la nacionalidad francesa a los terroristas. Taubira no viene del partido socialista sino de un partido radical de izquierdas. Tanto es así que Esther Benbassa, senadora de los Verdes, ha dicho hoy: "Yéndose Christiane Taubira, no queda nadie de izquierdas en el gobierno", refiriéndose indirectamente a la supuesta traición de Hollande a la izquierda.

En una ocasión firmamos juntas en un Salón del Libro de París. Fue sumamente amable conmigo y con todos los presentes. Era una ministra sonriente. Algo verdaderamente raro en política. Es una mujer sonriente, algo también raro en Francia.

No voy a hacer la defensa de Taubira, ella no lo necesita, y tampoco yo me presto para eso. Pero no voy a negar que simpatizaba con su manera tan precisa y clara de enfrentar a la prensa. Su transparencia hacía de ella, insisto, como ministra, una política que daba una cierta confianza. Su presencia era una de las inmensas ventajas del gobierno de Hollande. Sin embargo, hasta la misma izquierda la califica como una ministra más de valores que de balances. O sea como alguien que hablaba demasiado y hacía poco.

Fue el blanco de virulentos ataques racistas por parte de la extrema derecha. Pero ella siempre respondía con tonos entre poéticos y combativos.

Nunca he sabido cuál ha sido exactamente su posición sobre Cuba, es probable que como muchos guyaneses y franceses esté equivocada. Formó parte del séquito que acompañó al presidente francés a encontrarse con los hermanos Castro. En aquel entonces se refirió a la dimensión política del acontecimiento y al "respeto al pueblo cubano". No visitó a la disidencia ni se interesó por los abogados independientes de los presos políticos. Pero eso es lo que tienen los políticos de este país, que sean del bando que sean, en relación al castrismo muy pocos se salvan.

¿A dónde irá a parar Christiane Taubira ahora? Difícil será seguirle la traza.

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