L D (EFE)
El juez adoptó esta medida después de tomarle declaración en el Hospital General Universitario de Albacete, donde permanece ingresado desde el día del suceso, según explicó el propio juez instructor a la salida del hospital. Peñafiel, que se recupera muy bien de las heridas, será recluido en el hospital militar Gómez Ulla de Madrid cuando lo decidan los médicos que le atienden.
El juez añadió que durante su declaración, el ex-jefe de la comandancia pidió disculpas a los familiares de las víctimas del suceso ocurrido en las dependencias de la Comandancia de Albacete, cuando Peñafiel disparó al segundo jefe del acuartelamiento, Isidoro Turrión, que falleció, como también el médico, Francisco Naharro, padre de la delegada del Gobierno en Castilla-La Mancha, e hirió al jefe de la Comandancia, Antonio Lázaro, que ya ha sido dado de alta.
Por su parte, el abogado de Antonio Peñafiel, Marcos García Montes, consideró que, con objetividad, "estamos ante el asunto de un hombre justo que intentó luchar por la verdad y la justicia y se encontró con un muro y una persecución". En este sentido, el letrado defensor de Peñafiel opinó que su cliente "se vio sometido a un sobreestrés personal que le hizo perder la cabeza y que le produjo un estado de enajenación transitoria con anulación de la capacidad mental de los elementos de querer y de elegir".
Preguntado por si va a basar su defensa en este estado de enajenación mental, apuntó que cree en la sinceridad de Antonio Peñafiel, "creo que no recuerda absolutamente nada de lo que ocurrió y que tenía una situación mental tan fuerte que le llevó a perder la cabeza". Por su experiencia como abogado en casos similares, García Montes recordó en este sentido que se han dictado sentencias "absolutorias" por enajenación transitoria, porque "si no hay capacidad de comprender y querer, no hay imputabilidad". Asimismo informó a los medios de comunicación de que desde el juzgado de instrucción número 8 se le imputan dos delitos de asesinato consumado y uno en grado de tentativa frustrado.
Por otro lado, Marcos García Montes advirtió de que con el caso de Antonio Peñafiel podría abrirse "un conflicto" entre la justicia civil y militar, puesto que "parece ser que hay un juez militar togado que está interesado en atraer el asunto, por lo cual podría plantearse un conflicto entre la justicia militar y ordinaria". En su opinión, es "ridículo" este debate porque en "en este caso la justicia militar nada tiene que ver", y puso como ejemplo el caso del general Galindo, que fue juzgado por la Audiencia Nacional.
A tal respecto, el abogado de Peñafiel consideró que, en ocasiones, "los militares se meten donde no les llaman" e hizo un llamamiento para que "dejen trabajar tranquilo al juez civil". "El conflicto entre la justicia civil y militar es ficticio y sólo está provocado por un juez militar que no sé por qué quiere atraer una causa que es de la jurisdicción civil; esto no es un insulto a un centinela, es un delito cometido por un militar dentro de la jurisdicción ordinaria", insistió el abogado de Peñafiel, quien advirtió de que, si se empeñan en el conflicto, "acabaremos todos en el Supremo".
El juez añadió que durante su declaración, el ex-jefe de la comandancia pidió disculpas a los familiares de las víctimas del suceso ocurrido en las dependencias de la Comandancia de Albacete, cuando Peñafiel disparó al segundo jefe del acuartelamiento, Isidoro Turrión, que falleció, como también el médico, Francisco Naharro, padre de la delegada del Gobierno en Castilla-La Mancha, e hirió al jefe de la Comandancia, Antonio Lázaro, que ya ha sido dado de alta.
Por su parte, el abogado de Antonio Peñafiel, Marcos García Montes, consideró que, con objetividad, "estamos ante el asunto de un hombre justo que intentó luchar por la verdad y la justicia y se encontró con un muro y una persecución". En este sentido, el letrado defensor de Peñafiel opinó que su cliente "se vio sometido a un sobreestrés personal que le hizo perder la cabeza y que le produjo un estado de enajenación transitoria con anulación de la capacidad mental de los elementos de querer y de elegir".
Preguntado por si va a basar su defensa en este estado de enajenación mental, apuntó que cree en la sinceridad de Antonio Peñafiel, "creo que no recuerda absolutamente nada de lo que ocurrió y que tenía una situación mental tan fuerte que le llevó a perder la cabeza". Por su experiencia como abogado en casos similares, García Montes recordó en este sentido que se han dictado sentencias "absolutorias" por enajenación transitoria, porque "si no hay capacidad de comprender y querer, no hay imputabilidad". Asimismo informó a los medios de comunicación de que desde el juzgado de instrucción número 8 se le imputan dos delitos de asesinato consumado y uno en grado de tentativa frustrado.
Por otro lado, Marcos García Montes advirtió de que con el caso de Antonio Peñafiel podría abrirse "un conflicto" entre la justicia civil y militar, puesto que "parece ser que hay un juez militar togado que está interesado en atraer el asunto, por lo cual podría plantearse un conflicto entre la justicia militar y ordinaria". En su opinión, es "ridículo" este debate porque en "en este caso la justicia militar nada tiene que ver", y puso como ejemplo el caso del general Galindo, que fue juzgado por la Audiencia Nacional.
A tal respecto, el abogado de Peñafiel consideró que, en ocasiones, "los militares se meten donde no les llaman" e hizo un llamamiento para que "dejen trabajar tranquilo al juez civil". "El conflicto entre la justicia civil y militar es ficticio y sólo está provocado por un juez militar que no sé por qué quiere atraer una causa que es de la jurisdicción civil; esto no es un insulto a un centinela, es un delito cometido por un militar dentro de la jurisdicción ordinaria", insistió el abogado de Peñafiel, quien advirtió de que, si se empeñan en el conflicto, "acabaremos todos en el Supremo".