
El eterno debate sobre la creciente inseguridad en Barcelona - en gran medida debido a la inmigración - ha vuelto a encenderse tras la difusión de un vídeo que ha generado mucha indignación. Una joven española de 20 años, ha documentado en primera persona el acoso que ha sufrido mientras paseaba por las calles del barrio del Raval. La grabación muestra a la perfección el día a día de muchas mujeres españolas: miradas lascivas, comentarios sexuales aberrantes y conductas intimidatorias, todas cometidas por extranjeros. Y es que, la chica ha subrayado que "me enorgullece decir que ni un español me increpó".
"Esto es lo que vivimos muchas cada día", afirma la joven al inicio del vídeo. En apenas un minuto de imágenes, se aprecia cómo numerosos hombres -todos de origen extranjero- se giran a su paso, la increpan e incluso la siguen. "Qué puto asco", se le escucha decir tras recibir uno de esos supuestos "piropos". Más allá de ser un experimento, el vídeo busca visibilizar una realidad silenciada por el Gobierno de Pedro Sánchez y sus socios separatistas: la creciente inseguridad que sufren muchas mujeres en las calles españolas.
Lo más significativo para la chica no fue solo la cantidad de hombres que la acosaron, sino la nacionalidad de quienes lo hicieron. "Durante los dos días de grabación, ni un solo español me dirigió una palabra fuera de lugar", ha destacado. "Y luego dirán que es un bulo de la extrema derecha", añadía una internauta.
Inseguridad y silencio
Muchos españoles observan también un problema cultural que agrava esta realidad: "En muchas de estas culturas, la mujer no es respetada y el acoso se ve como algo normal", apunta un usuario. Son reflejo de una preocupación que crece y que, sin embargo, muchos prefieren silenciar por miedo a ser tildados de racistas.
Los datos no mienten. En Cataluña, 9 de cada 10 condenados por agresiones sexuales son extranjeros. Además, el 43% de las agresiones sexuales en grupo son perpetradas por inmigrantes. A pesar de ello, desde la izquierda se insiste en ocultar estos datos o restarles importancia, acusando de xenofobia o de extrema derecha a quienes los denuncian.
Lo cierto es que la mala experiencia de esta joven ha puesto sobre la mesa una verdad que incómoda a la izquierda: cada vez hay más zonas donde muchas mujeres ya no se sienten seguras y el factor de la inmigración es una parte del problema que la izquierda no quiere señalar.