
Las toallas de baño o albornoces son instrumentos imprescindibles que forman parte de la higiene diaria de cualquier persona. Consecuentemente, son útiles que deben ser lavados cada cierto tiempo, sobre todo teniendo en cuenta que entran en contacto directo con la piel. Sin embargo, mucha gente desconoce o ignora la temperatura correcta a la que se deben lavar estos textiles, contribuyendo a su deterioro.
Como consideran muchos expertos del sector de la limpieza, las toallas de uso individual deben ser lavadas dos veces por semana, es decir, cada tres o cuatro usos. La manera correcta de hacerlo es en la lavadora, sin mezclarlas con otras prendas de ropa y utilizando poco detergente y suavizante. En su lugar, se recomienda utilizar otro tipo de productos como el vinagre y el percarbonato de sodio.
¿Cuál es la temperatura correcta?
Según coinciden varios expertos del sector de la limpieza y, aunque sea una creencia muy extendida, las toallas no deben ser lavadas a temperaturas iguales o superiores a los 60 grados. Esto se debe a que, a temperaturas tan altas, se produce un desgaste innecesario de las fibras de las toallas, además de provocar un aumento del consumo de energía. Así lo ha explicado Anne Grete Rasmussen, creadora de Fru Grøn, una consultoría danesa experimentada en trabajo doméstico, salud y medio ambiente.
Muchas personas pueden creer que tanto calor es necesario para asegurarse de que las bacterias son eliminadas por completo. Sin embargo, no es así, y con meterlas a la lavadora a unos 40 grados sería suficiente para asegurar un lavado eficiente y respetuoso con los tejidos. Así lo corrobora Portugal Natura, tienda en línea especializada en la ropa del hogar que representa la tradición toallera del país luso.
Por supuesto, no todas las toallas son iguales, por lo que siempre es recomendable revisar la etiqueta para comprobar posibles peculiaridades. Por ejemplo, las toallas blancas de hostelería pueden ser lavadas hasta a temperaturas de 90 grados. Esto se debe a que están hechas de algodón rizo, un tejido especializado que tolera lavados intensos de manera diaria, necesarios para asegurar que se elimina toda la suciedad, ya que son productos compartidos por cientos de personas.
Un proceso de secado correcto
Para asegurarse de que el proceso de lavado se ha completado de manera eficiente, es necesario realizar un secado adecuado. Para ello, se recomienda poner a secar las toallas bien extendidas y a la sombra, dándoles la vuelta cada dos horas, aproximadamente. En caso de utilizar una secadora, es conveniente introducir junto a las toallas varias pelotas de tenis o bolas especiales para este electrodoméstico.
Por último, cabe destacar que no es recomendable planchar las toallas tras su lavado. Esto se debe a que, al ser productos enfocados al secado, absorben la humedad proveniente de los vapores de la plancha, lo que puede llegar a provocar la aparición de moho y olores desagradables.



