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El idioma más complicado para los españoles no es ni ruso ni árabe, según la IA

La IA ha analizado los principales factores que influyen en el aprendizaje de lenguas extranjeras y ha identificado cuáles suponen un mayor reto.

El idioma más complicado para los españoles no es ni ruso ni árabe, según la IA | Alamy

El eterno debate sobre cuál es el idioma más complicado para los españoles parece haberse resuelto gracias a la Inteligencia Artificial. El sistema ChatGPT ha analizado los principales factores que influyen en el aprendizaje de lenguas extranjeras y ha identificado cuáles suponen un mayor reto para quienes tienen el castellano como lengua materna. El primer puesto está reñido entre dos idiomas especialmente complejos.

Durante años, el inglés ha sido el idioma predominante en el sistema educativo español. Su utilidad en el ámbito laboral y su papel como lengua global han consolidado su aprendizaje como prioritario. Actualmente, cerca de 1.500 millones de personas lo hablan con fluidez en todo el mundo. Sin embargo, en los últimos tiempos han emergido otras lenguas que despiertan interés, ya sea por motivos económicos, culturales o laborales.

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Aunque en el continente europeo lenguas como el alemán o el francés han empezado a ganar peso en los programas educativos, su dificultad no se acerca a la de otras opciones. A pesar de tener estructuras gramaticales complejas, siguen compartiendo ciertos rasgos con el castellano, lo que facilita su aprendizaje en comparación con otros sistemas lingüísticos más alejados.

El chino mandarín, el más difícil

Según ChatGPT, el chino mandarín ocupa el primer lugar como idioma más difícil para un español. La barrera principal es la enorme distancia lingüística con el castellano. No existe similitud alguna a nivel de vocabulario, estructura gramatical o fonética. Es decir, todo debe aprenderse desde cero.

Además, este idioma emplea un sistema de escritura logográfico, donde cada carácter representa una idea, un sonido y una forma únicos. También es una lengua tonal, lo que significa que el significado de una palabra puede variar completamente dependiendo del tono con que se pronuncie. A nivel gramatical, aunque no cuenta con conjugaciones verbales como en español, el orden de palabras, el uso de partículas y el contexto implícito hacen que su dominio resulte todo un desafío.

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El chino mandarín es el segundo idioma más hablado del planeta, con más de 1.100 millones de usuarios, de los cuales 929 millones son nativos. Su creciente influencia en los negocios internacionales ha despertado el interés de muchos españoles que valoran aprenderlo por motivos profesionales o culturales.

El árabe, otro competidor

El árabe también se posiciona entre los idiomas más exigentes. Su sistema de escritura, que va de derecha a izquierda y omite las vocales en muchos casos, representa una dificultad inicial importante. La gramática y la sintaxis son muy distintas al español, y a ello se suma la enorme diversidad dialectal: el árabe hablado en un país puede diferir significativamente del de otro, incluso dentro de una misma región, lo que complica aún más la comunicación directa.

Además del chino y el árabe, la IA identifica otras tres lenguas que representan un gran reto para los hispanohablantes, todas ellas de origen asiático o eslavo:

Ruso: con el alfabeto cirílico como principal barrera, también presenta dificultades en la conjugación verbal y en una fonética especialmente compleja para quienes hablan español.

Coreano: aunque su alfabeto es más accesible, la estructura gramatical y los niveles de cortesía, similares a los del japonés, lo convierten en una lengua muy exigente.

Japonés: tiene tres sistemas de escritura distintos y una gramática completamente ajena a las lenguas románicas. La formalidad y el respeto son esenciales en su uso diario, tanto en la forma escrita como en la oral.

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