
San Isidro Labrador es el patrón de la ciudad de Madrid. Para conocerle un poco más es importante saber que nació sobre el año 1802 y se dedicó a la agricultura, siendo uno de los muchos jornaleros que trabajó campos arrendados al servicio de amos. De hecho, San Isidro también es considerado el patrón de los granjeros, agricultores y las comunidades rurales.
Por este motivo, la representación más habitual de este santo es ataviado con ropas de campesino y llevando los útiles propios de esta profesión. Además, en ocasiones sus imágenes hacen alusión a los milagros que se le atribuyen, apareciendo junto a bueyes que aran conducidos por ángeles, o junto a manantiales y fuentes de agua.
San Isidro era un hombre sencillo y protector de los pobres, por lo que empezó a ser venerado por el pueblo unos 40 años después de su muerte. Además, fue declarado patrono de los agricultores españoles por Juan XXIII en bula del año 1960. El motivo es que, como hemos dicho, San Isidro había realizado una serie de milagros a lo largo de su vida… ¿Cuáles fueron?
El primero de ellos se da cuando los comuneros del señor de Isidro, Juan de Vargas, le recriminan que no cumple bien su trabajo al pasar todos los días por la iglesia a rezar. Sin embargo, descubrieron que mientras él rezaba, los ángeles llevaban los bueyes de san Isidro para labrar la tierra. Esta escena contiene significativos paralelos con las hagiografías islámicas, pero muchos de estos aspectos quedan ahora cristianizados.
El segundo milagro sucedió cuando se multiplicó la comida mientras la preparaba para los pobres y marginados, al más puro estilo Jesús. Concretamente, se cuenta que una vez se presentó un pobre en su casa pidiendo de comer y él fue a darle de la olla de comida que había preparado su mujer, y la olla, que estaba medio vacía, se llenó de comida. También se decía que hacía que su cosecha siempre fuera muy grande, y compartía lo que tenía con los hombres, las aves y otros animales.
Pero no solo eso sino que, en una ocasión, Madrid sufría una grave sequía, lo que dificultaba las labores agrícolas; en los campos de Carabanchel, Juan de Vargas pidió agua a Isidro y éste, golpeando la tierra con una azada, encontró un manantial, en el lugar que dio origen a la ermita.
Además, faltan todavía algunos milagros de San Isidro. Uno es el del lobo. Se dice que una vez unos niños le advierten a Isidro de que hay un lobo que merodea a su burro, por lo que comienza a rezar y logra con esto salvarlo del inminente ataque.
Luego está el milagro del pozo. No debemos dejar pasar por alto uno de los milagros más famosos y es que su hijo cayó a un pozo profundo. Isidro y su esposa, Santa María de la Cabeza, rezaron con fe, y milagrosamente, el nivel del agua subió hasta sacar al niño sano y salvo.

