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Sequedad, manchas y vello facial: cómo cambia la piel en la menopausia y qué se puede hacer

Desde el acné hasta el melasma, los cambios hormonales afectan la piel de formas visibles que pueden prevenirse.

Desde el acné hasta el melasma, los cambios hormonales afectan la piel de formas visibles que pueden prevenirse.
Una mujer acude el médico | Gtres

La menopausia es una etapa natural en la vida de toda mujer que implica cambios hormonales, físicos y emocionales, y que requiere ajustar ciertos hábitos diarios y de cuidado personal. A partir de los 45 años, disminuye la producción de estrógenos, lo que afecta directamente la síntesis de colágeno y elastina, así como la salud y apariencia de la piel.

Este descenso hormonal también marca el fin de la menstruación y puede provocar síntomas de intensidad variable, como sofocos, alteraciones del sueño y del estado de ánimo, aumento de peso, molestias urinarias, dolores articulares, caída o crecimiento inusual del vello, y sequedad en la piel y la zona vulvar.

¿Qué es la menopausia?

La menopausia es cuando la mujer deja de menstruar, este cese de la menstruación es entonces definitivo. Hay que recordar que la menopausia se produce, en promedio, entre los 45 y los 55 años, y con mayor frecuencia en torno a los 50 años. Es un fenómeno natural que se produce cuando los ovarios dejan de producir hormonas sexuales (estrógenos y progesterona). Este cese de la menstruación repercute de diferentes formas de una mujer a otra:

  • Sofocos (en aproximadamente 7 de cada 10 mujeres).
  • Trastornos del humor y del sueño, fatiga.
  • Sudores nocturnos.
  • Problemas urinarios (ganas frecuentes de orinar, infecciones, pérdidas, etc.).
  • Debilitamiento de huesos y articulaciones.
  • Caída del cabello y, por el contrario, su crecimiento.
  • Dolor articular.

Afecciones de la piel habituales durante la menopausia

  • Sequedad de la piel: durante la menopausia, la piel pierde parte de su capacidad para retener la humedad, lo que puede provocar sequedad, descamación y picazón. Esta alteración se debe a la reducción de estrógenos, que desempeñan un papel clave en la producción de aceites naturales. Como consecuencia, la piel se vuelve más vulnerable a irritaciones y afecciones como la dermatitis.
  • Piel irritada o sensible: después de los 50 años, el nivel de pH de la piel cambia, y esta se vuelve más sensible. Pero además, si ya se tienen eczema o rosácea, podría empeorar, por lo que usar un humectante sin fragancia puede ser útil.
  • Acné: los cambios hormonales durante la menopausia pueden aumentar la producción de sebo. El sebo es una sustancia oleosa generada por la piel que es fundamental para mantenerla humectada. Pero, si hay demasiado sebo, pueden bloquearse los poros y, luego, generarse espinillas y granos. Como la piel se vuelve más delgada y más seca después de la menopausia, los tratamientos del acné para adolescentes pueden resultar muy agresivos y secantes, lo cual puede empeorar el acné. Lo recomendable es lavar la piel con un limpiador que tenga ácido salicílico, ya que ayuda a destapar los poros sin irritar la piel.
  • Afecta a la pigmentación de la piel: los cambios hormonales pueden provocar una condición conocida como melasma, que se manifiesta como manchas oscuras en la piel, particularmente en el rostro. Aunque el melasma es más común durante el embarazo, también puede aparecer o empeorar durante la menopausia debido a las fluctuaciones hormonales.
  • Manchas de envejecimiento y daño solar: no es posible revertir el daño solar que ya se produjo, pero se pueden evitar nuevos daños. Para proteger la piel, basta con aplicar un protector solar con un factor de SPF 30 o mayor todos los días antes de salir de casa. Es importante asegurarse de aplicarlo en todas las zonas de la piel que no estén cubiertas por la ropa.
  • Vello facial indeseado: cuando los niveles de estrógeno descienden, podría encontrarse vello que crece en el mentón o en la barbilla. Si son algunos cabellos individuales, pueden quitarse con pinzas, pero si son bastantes, la depilación con cera es una opción. Sin embargo, si la piel es delgada, la depilación con cera puede irritarla o causar sangrado. Otras opciones son la depilación con láser o con crema depiladora. Si son vellos oscuros, decolorarlos con una crema de venta libre puede ayudar a que sean menos visibles.
  • Disminución de la producción de colágeno: el colágeno es una proteína esencial que proporciona estructura, firmeza y elasticidad a la piel. Con la reducción de los estrógenos, la producción de colágeno disminuye, lo que lleva a una piel más delgada y menos elástica. Esta pérdida de elasticidad puede resultar en la aparición de arrugas y flacidez, especialmente en áreas como el rostro, el cuello y las manos.
  • Arrugas y piel floja: proteger del sol la piel de la cara con un sombrero y protector solar es una de las mejores formas de evitar que se formen arrugas. También es recomendable usar un producto de cuidado de la piel que tenga retinol o péptidos ya que pueden aumentar la cantidad de colágeno de la piel y ayudar a reducir las arrugas visibles.
  • Puede ralentizar la renovación celular: normalmente, las células de la piel se renuevan cada 28 días aproximadamente, pero este proceso puede volverse más lento con la edad y la disminución hormonal, dando lugar a una piel más opaca y menos luminosa.

Consejos para mantener la piel suave y bien hidratada durante la menopausia

Durante la menopausia, para contrarrestar los efectos del descenso de los niveles hormonales en el envejecimiento de la piel, se recomienda ajustar el estilo de vida. De hecho, el impacto del estilo de vida es casi tan fuerte como el impacto fisiológico en el envejecimiento de la piel. Por lo tanto, es útil poner en práctica ciertas reglas cada día:

  • Dejar de fumar y evitar el tabaquismo pasivo: fumar acelera el envejecimiento de la piel, especialmente en las manos y el rostro, ya que el humo se deposita en los poros de la piel, lo que obstruye y reduce la oxigenación. Además, fumar provoca vasoconstricción, es decir, una reducción del diámetro interno de los vasos sanguíneos. Este fenómeno se acentúa en la piel, lo que provoca una disminución de la irrigación sanguínea y, por tanto, una disminución del aporte de oxígeno y nutrientes, lo que genera el envejecimiento prematuro de la piel.
  • Limitar la exposición al sol: el sol es el enemigo número uno de la piel, por lo que es mejor evitarlo, especialmente entre las 12 y las 4 p. m., cuando alcanza su punto máximo. Pero, además cuando uno se expone al sol, debe aplicarse protección solar adecuada a su tipo de piel y reaplicar al menos cada dos horas. El motivo es que, con el tiempo, la exposición a los rayos UVA y UVB del sol puede restar elasticidad a la piel, e, incluso puede engrosarse, arrugarse o afinarse. También se recomienda aplicar un emoliente antes y después de la exposición al sol para limitar la resequedad de la piel.
  • Reducir el consumo de café y alcohol: el primero puede causar la inflamación de la piel, mientras que el segundo la deshidrata, dos factores que agravan los efectos visibles del envejecimiento en la piel.
  • Sustituir las bebidas azucaradas por agua: el agua ayuda a eliminar toxinas a través de la orina e hidrata la piel.
  • Seguir una dieta equilibrada: varias vitaminas, minerales y oligoelementos, en cantidades suficientes, contribuyen al mantenimiento de una piel normal. Este es el caso, en particular, de las vitaminas A, B3 o PP (niacina), B8 o H (biotina), B12 (riboflavina), C (ácido ascórbico) y cobre, yodo y zinc.
  • Regular el sueño: el sueño es esencial para el descanso del cerebro y otros órganos, ya que permite la renovación celular. Por lo tanto, es importante dormir lo suficiente y en buenas condiciones.
  • Hidratar la piel a diario: la deshidratación de la piel es un importante factor que contribuye a la aparición de arrugas. Cuanto más deshidratada esté la piel, más profundas y visibles serán las arrugas. Una crema humectante que contenga ácido hialurónico o glicerol puede ser especialmente útil.

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