
El debate sobre el uso de tecnología por parte de menores, sobre todo en el entorno escolar, vuelve a estar a la orden del día. Lo que comenzó como una herramienta universal para modernizar la educación, ha terminado convirtiéndose –en muchos casos– en un obstáculo para el desarrollo académico y personal de los alumnos.
La Comunidad de Madrid ha sido una de las primeras en dar un paso firme al respecto, eliminando móviles, tabletas y ordenadores de las aulas. A esta decisión la acompañan datos preocupantes, como el uso excesivo de tecnología en clase, vinculado a un descenso en el rendimiento académico. De hecho, un reciente estudio de EsadeEcPol, dirigido por el investigador Lucas Gortazar, ha revelado que los alumnos que hacen un uso limitado de tecnología en el aula tienen un rendimiento equivalente a "medio curso de ventaja" frente a quienes la utilizan de forma intensiva.
Las regiones más digitalizadas, las que más retroceden
Los datos del último informe PISA (Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes) refuerzan esta hipótesis. Las comunidades autónomas que más han apostado por la digitalización educativa —Cataluña, Navarra y el País Vasco— son precisamente las que han experimentado mayores caídas en los resultados académicos durante la última década. En concreto, entre 2012 y 2022, la puntuación media cayó 27 puntos en Navarra y el País Vasco, y 26 en Cataluña.
Por otro lado, Castilla y León, Asturias y Cantabria, las comunidades que menos tecnología implementan en las clases, son las que mejores resultados obtienen en los informes PISA, con medio curso de ventaja frente al resto. Extremadura, con un uso bajo, ha sido la segunda comunidad que más ha mejorado su puntuación en PISA.
El uso excesivo afecta la atención y la comprensión
La sobreexposición a pantallas no solo tiene consecuencias en el aprendizaje académico. Investigadores y expertos coinciden en que la distracción, la multitarea y la estimulación continua afectan negativamente la capacidad de atención y comprensión de los estudiantes. "Las pantallas no estimulan igual que el papel. Muchos chicos acaban enganchados a la tecnología, tanto por ocio como por tener que hacer los deberes con ella", ha señalado Ángel Terrón, director de Educ-at, en esRadio.
Sin embargo, los expertos no proponen eliminar por completo el uso de la tecnología. Según ha señalado Ismael Sanz –profesor de Economía Aplicada de la Universidad Rey Juan Carlos y exdirector del Instituto Nacional de Evaluación Educativa ( experto en el informe PISA)– en el programa En casa de Herrero, "los informes muestran que utilizar la tecnología una o dos horas a la semana no es negativo". Este es el caso de algunos "softwares educativos" que permiten a los estudiantes tener una enseñanza "más individualizada".
Ahora bien, usar los dispositivos tecnológicos más de dos horas "reduce la atención de los estudiantes a los que se está enseñando", por lo que "muchos centros educativos están haciendo un uso de la tecnología mayor que el óptimo", ha señalado Ismael Sanz.
El profesor ha destacado que, aunque los conocimientos prácticos y aplicar competencias es clave, la memoria sigue siendo esencial para esto y la tecnología la está debilitando.
¿Y en otros países?
El informe PISA también analiza el uso de tecnología en el aula en otros países europeos. España se sitúa en un 50% de estudiantes que usan herramientas digitales al menos una hora diaria en el colegio. Sin embargo, países con mejores resultados como Estonia (47%), Irlanda (42%) y Suiza (47%) mantienen porcentajes inferiores. Finlandia, aunque presenta una alta digitalización (73%), es una excepción.
"La pregunta no es si usar pantallas o no", ha concluido Gortazar en el estudio, "sino cómo usarlas, cuándo y para qué. No todo vale. Un uso intensivo, sin planificación, puede acabar perjudicando más de lo que ayuda".