
La piel es el mayor órgano del cuerpo humano y el que más está expuesto a las inclemencias del tiempo, por lo que también es el que más sufre. Por ello hay que cuidarla, pero la piel de cada persona es diferente, especialmente la del rostro. En general, cuando se trata de cuidar la piel hay tres aspectos sobre los que inciden los expertos: protegerla del sol, limpiarla correctamente y mantenerla bien hidratada. Sin embargo, sobre cómo mantenerla hidratada, en ocasiones surgen dudas, ya que no siempre está claro si el nivel de hidratación que presenta la piel es el adecuado o no. Pero, sea cual sea el tipo de piel, la hidratación es fundamental para mantener su salud y vitalidad. El motivo es que la falta de hidratación en la piel no solo afecta su apariencia, sino que también puede comprometer sus funciones de barrera y reparación.
Por ello, identificar los signos de deshidratación puede ayudar a tomar medidas correctivas antes de que surjan problemas más graves. Pero, antes de actuar ante la deshidratación, hay que tener en cuenta que esta es una condición temporal en la que la piel carece de agua, lo que puede afectar a cualquier persona, independientemente de su tipo de piel, especialmente si están expuestas a condiciones ambientales adversas como el viento, el frío o el sol, o si tienen hábitos de cuidado de la piel inadecuados. Pero, ¿Cuáles son los síntomas de la piel deshidratada? En primer lugar, es importante destacar que sea como sea la piel, puede estar deshidratada. Cuando la piel está deshidratada, sufre una falta de agua.
Diferencias entre piel seca y piel deshidratada
La piel seca es una condición permanente que se caracteriza por la sensación de tirantez y aspereza debido a la carencia de agua y lípidos en la barrera cutánea. Este tipo de piel es fácilmente reconocible por su aspecto fino, sin imperfecciones y por el pequeño tamaño de los poros que resultan casi imperceptibles. Suele presentar una mayor sensibilidad a factores externos, como el frío o los cambios bruscos de temperatura. En casos más extremos, la sequedad puede producir descamaciones.
La diferencia fundamental entre la piel seca y la deshidratada es que la piel seca está permanentemente seca, mientras que la deshidratada solo lo está a veces. Este estado temporal puede afectar a todos los tipos de piel: grasa, mixta, normal... o seca. Los momentos en los que es más frecuente son los períodos de agitación hormonal y los cambios estacionales. Generalmente, en verano y en invierno, la piel es especialmente sensible a la deshidratación: el frío, el viento y el sol dañan la película hidrolipídica de la epidermis, que ya no es capaz de retener la humedad. Los productos inadecuados, el afeitado frecuente o incluso las duchas con agua demasiado caliente son otros factores que contribuyen a la deshidratación de la piel, que puede sentirse además de verse. Por otro lado, la piel deshidratada es una condición transitoria provocada por estos factores:
- Ambientales: frío, calor, contaminación y exposición solar entre otros.
- Externos: tabaco, alcohol, dieta inadecuada…
- Emocionales: exceso de estrés y cansancio.
- Determinados medicamentos: como los destinados a tratar el acné o el colesterol.
En una piel bien hidratada, el estrato córneo, que es la capa más externa de la epidermis, está naturalmente protegido por una película hidrolipídica que frena el proceso de evaporación del agua, actuando como barrera. Si dicha barrera se altera, se acelera el proceso de evaporación, provocando la deshidratación de la piel. Es entonces cuando aparecen una serie de signos cutáneos, como falta de luminosidad, irritación, rojeces, picor, rugosidad, descamación, aparición de arrugas y sensación de tirantez. En consecuencia, la piel pierde vitalidad y el rostro aparece apagado.
Generalmente se tiende a pensar que una piel seca es una piel deshidratada y que la piel grasa está libre de sufrir deshidratación, pero no es así. Tanto las pieles secas como las mixtas y grasas pueden sufrir una pérdida de agua y, por lo tanto, presentar signos de deshidratación. Por lo tanto, el tratamiento de las pieles deshidratadas requiere unos cuidados específicos, según el tipo de piel que se tenga y los factores que estén provocando la deshidratación.
¿Qué signos pueden ayudar a identificar una mala hidratación?
La piel deshidratada puede sentirse áspera y manifestarse con una sensación de falta de elasticidad y la presencia de líneas finas y arrugas transitorias, especialmente en la zona de contorno de los ojos y la boca. Además, la piel deshidratada puede lucir opaca y sin brillo. No obstante, a veces, también ocurre que el estado de la piel puede resultar engañoso. En ocasiones hay personas que creen tener la piel seca, porque se les descama, sienten tirantez, picor, etc. Sin embargo, el problema no es la sequedad, sino la deshidratación. Otros síntomas ante los que estar alerta es cuando se siente la piel apagada, con pequeñas arruguitas. Entonces, ¿Cuáles son los signos de una piel deshidratada?
- Piel seca y áspera: Uno de los signos más evidentes de la falta de hidratación es una piel que se siente y se ve seca o áspera al tacto. La piel seca carece de la lubricación natural que proporcionan los aceites de la piel, lo que puede hacerla parecer opaca y sin vida.
- Se muestra grasa pero la sientes seca: La piel deshidratada retiene los niveles de agua de manera inadecuada. Cuando siente que pierde hidratación, produce automáticamente más grasa para equilibrarla, intentando crear un mecanismo que prevenga la pérdida de agua. Por eso es posible que se sienta parcheada, con zonas más secas y zonas más grasas.
- Picazón: La deshidratación a menudo conduce a una sensación de picor en la piel. Esto se debe a que la piel seca puede volverse irritada más fácilmente, lo que provoca una sensación incómoda de picazón.
- Descamación o exfoliación: La pérdida excesiva de humedad puede resultar en la descamación de la piel, donde pequeñas escamas de piel seca se desprenden. Esto es particularmente común en áreas extremadamente secas como codos, rodillas y talones.
- Líneas finas y arrugas: La falta de hidratación puede hacer que las líneas finas y las arrugas sean más visibles, ya que la piel deshidratada pierde su plenitud y elasticidad. Este efecto puede hacer que uno parezca más envejecido de lo que realmente es.
- Sensibilidad aumentada: Cuando la piel está deshidratada, su capacidad para combatir irritantes externos se reduce, haciéndola más susceptible a la sensibilidad. Esto puede manifestarse como rojez, inflamación o irritación cuando se expone a productos químicos, detergentes u otros irritantes.
- Opacidad: La falta de agua adecuada en las células de la piel puede resultar en un tono de piel opaco y carente de brillo. Esto es porque la piel hidratada refleja la luz de manera más efectiva, dando un aspecto más radiante y saludable.
¿Cómo detectar la piel deshidratada? ¿Cómo tratarla?
Una prueba sencilla para determinar si se tiene la piel sin hidratación es pellizcar suavemente la piel del área de las mejillas. Si se frunce o no se recupera después de ser liberado, podría ser un signo de deshidratación. Sin duda, la mejor manera de tratar la piel deshidratada es comenzar a beber más agua, cerca de ocho vasos de agua al día. Otra forma de aumentar la hidratación es consumir frutas y verduras con alto contenido de agua como el apio y la sandía. También se debe reducir el consumo de alcohol, bebidas con cafeína y abstenerte de fumar. Otras cosas que pueden ayudar a lidiar con la piel deshidratada incluyen ejercicio regular, dormir y comer más alimentos de origen vegetal.
En cuanto a productos para el cuidado, lo ideal es aplicarse dos cremas humectantes que habría que incluir en la rutina de cuidado de la piel. Una de ellas a poder ser, que tenga ácido hialurónico que es un humectante, y la otra que tenga ceramida, que ayuda a fortalecer la barrera cutánea. Los humectantes ayudan a absorber la humedad de la piel del medio ambiente y el fortalecimiento de la barrera cutánea puede ayudar a sellar la humedad.
En cuanto a tratamientos más avanzados, los inyectables de ácido hialurónico son una buena opción. El ácido hialurónico es una sustancia natural que se encuentra en la piel y tiene la capacidad de retener grandes cantidades de agua, lo que ayuda a hidratar y rellenar la piel desde el interior. También puede ayudar la mesoterapia, ya que contribuye a mejorar la hidratación de la piel al estimular la producción de colágeno y mejorar la absorción de nutrientes.

