
Las plantas, además de ser un elemento de decoración ideal para la casa, pueden generar paz y tranquilidad en las personas. Por ello, mucha gente decide sembrar sus propias plantas tanto en el interior del hogar como en el jardín. Sin embargo, cuidar de algunas especies puede ser un trabajo difícil y de constante supervisión. Esta tarea puede resultar incluso más complicada si aparecen plagas que ponen en peligro la supervivencia de estas.
La mayoría de las personas, cuando escuchan hablar de plagas, en lo primero que suelen pensar es en los pulgones, cochinillas, moscas blancas, arañas rojas, etc. pero la gran olvidada, y que afecta de igual manera a las plantas, es la oruga. Esta pequeña larva de mariposa o polilla —en la etapa Lepidóptera—, se alimenta de tallos, hojas, flores y frutos, causando severos daños en las plantas ornamentales y hortícolas.
La presencia de orugas en la vegetación suele ser notoria, ya que dejan rastros bastante evidentes en las plantas. Las señales más comunes son: hojas mordidas, agujeros en los hojas y excrementos en la base, —son pequeñas bolitas negras—. El problema principal es que estos daños afectan al proceso de fotosíntesis, reduciendo bastante sus capacidades.
Asimismo, debilitan la estructura y transmiten enfermedades, que pueden terminar siendo malas para la planta. Por este motivo, es de vital importancia terminar con esta plaga lo antes posible. Para ello, existen múltiples formas, pero la más sencilla y económica es la fórmula del agua con jabón.
El método
Este truco casero es uno de los más utilizados por los aficionados a la jardinería, ya que es eficaz, pero sobre todo, respetuoso con el medioambiente. El método consiste en mezclar un litro de agua templada con una cucharada de jabón líquido para lavar los platos. Una vez esté bien disuelta la mezcla, se debe rociar toda la planta de forma homogénea, sin dejar ninguna parte sin cubrir.
Esta mezcla es ideal porque no solo hace que las orugas desaparezcan, —debido a los componentes del jabón, que se impregnan en la piel de las orugas e impide que respiren bien, lo que provoca que mueran lentamente— también repele futuras plagas, gracias al olor que desprende.
El uso de un pulverizador puede facilitar el proceso, pero sigue siendo fundamental revisar de forma periódica el estado de la maceta, y en caso de haber nuevas orugas o huevos, se deben retirar de forma manual. Es necesario repetir cada dos o tres días el proceso de rociar las plantas con el agua con jabón, hasta que se elimine por completo cualquier rastro.
Medidas de precaución
Este sistema antiorugas ofrece buenos resultados en poco tiempo. Sin embargo, se debe tener sumo cuidado a la hora de aplicar la sustancia, ya que puede generar daños graves a la planta en caso de no hacerlo correctamente. Lo más importante es ser constante y evitar las horas de mayor calor. Para ello, se recomienda aplicar la mezcla a primera hora de la mañana o al anochecer, cuando la luz del sol no es demasiado intensa.


