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¿Qué es el síndrome de piernas inquietas o enfermedad de Willis-Ekbom?

El síndrome de piernas inquietas es una enfermedad molesta pero no mortal. ¿En qué consiste? ¿A quién afecta? ¿Tiene cura?

Es Salud: Piernas inquietas

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El síndrome de piernas inquietas es una enfermedad molesta pero no mortal. ¿En qué consiste? ¿A quién afecta? ¿Tiene cura?
El síndrome de piernas inquietas afecta a un 2-3% de la población. | Unsplash/Edagar Antoni Ann

El Síndrome de Piernas Inquietas, también conocido como enfermedad de Willis-Ekbom, es un trastorno neurológico en el que se producen unas sensaciones molestas en las extremidades, especialmente en las piernas, durante el reposo. Estas molestias ocasionan necesidad de levantarse, caminar y moverse ya que, con el movimiento, las sensaciones desagradables se alivian o desaparecen. Y, solamente en los casos más graves, puede llegar a interferir con la vida de quienes lo sufren.

Hay que saber que este trastorno afecta a un 2-3% de la población, y tanto a hombres como a mujeres, además, puede aparecer a cualquier edad, siendo más frecuente a partir de la cuarta década. Además, en aproximadamente un 20% de los casos hay otras situaciones médicas que explican la aparición de síntomas, como por ejemplo: anemia, insuficiencia renal, polineuropatía, embarazo, fármacos, etc.

Características del síndrome de piernas inquietas

El síntoma principal del síndrome es una necesidad irresistible e incontrolable de mover las piernas, pero esta sensación suele aplacarse con el movimiento, es decir, andando, estirando o sacudiendo las piernas, etc. En algunos casos puede provocar un hormigueo desagradable en los pies, los gemelos y los muslos. Esta sensación suele empeorar por la noche. Y, aunque por norma general afecta a las piernas, en algunos casos puede incluso llegar a las manos.

Este síndrome también se asocia con los movimientos periódicos de las piernas, es decir, con espasmos involuntarios de las extremidades. Pero, hay que dejar claro que no todos los que sufren este síndrome padecen los síntomas constantemente, algunos los sufren a diario y otros solo de forma ocasional. La gravedad de los casos también varía y lo peor que puede ocurrir es que el síndrome llegue a interferir con la vida diaria de quienes lo sufren. Las características principales son:

  • Necesidad irresistible de mover las piernas o los brazos acompañada o no de sensaciones molestas
  • Sensaciones desagradables: Las personas con SPI experimentan sensaciones inquietantes en las piernas, a menudo descritas como hormigueo, picazón, cosquilleo o una sensación de quemazón. Estas sensaciones suelen ser difíciles de describir pero son altamente molestas.
  • Inicio o empeoramiento de los síntomas durante períodos de inactividad, como por ejemplo permanecer sentado o acostado, en la cama, en el cine o durante viajes prolongados.
  • Movimiento necesario: La única manera de aliviar las sensaciones incómodas es mover las piernas. Esto puede implicar caminar, estirarlas, dar golpecitos o moverlas de alguna manera. La necesidad de mover las piernas puede ser tan imperativa que interfiere con la capacidad de conciliar el sueño o permanecer quieto durante un período prolongado. Esta necesidad imperiosa de moverse es la que da el nombre al trastorno.
  • Patrón circadiano: En muchos casos, los síntomas del SPI son más intensos durante la noche, lo que puede dificultar que las personas afectadas concilien el sueño y mantengan un ritmo de sueño regular. Normalmente, durante el día las molestias desaparecen o existen, pero con menor intensidad.

Las personas con síndrome de las piernas inquietas no suelen describir la afección como un calambre o entumecimiento muscular. Sin embargo, es frecuente que la describan como un deseo intenso de mover las piernas. Además, es frecuente que los síntomas varíen en cuanto a la intensidad. A veces, los síntomas desaparecen por periodos de tiempo y luego vuelven a aparecer.

Causas

A menudo, no hay causa conocida para el síndrome de las piernas inquietas. Los investigadores sospechan que la afección puede deberse a un desequilibrio de la dopamina, una sustancia química del cerebro que envía mensajes para controlar el movimiento de los músculos.

Pero, a veces el síndrome de las piernas inquietas es hereditario, especialmente si la afección comienza antes de los 40 años. Los investigadores han identificado sitios en los cromosomas donde pueden estar presentes los genes para el síndrome de las piernas inquietas.

Incluso el embarazo o los cambios hormonales pueden empeorar temporalmente los signos y síntomas del síndrome de las piernas inquietas. Algunas mujeres contraen síndrome de las piernas inquietas por primera vez durante el embarazo, especialmente durante el último trimestre. Sin embargo, los síntomas suelen desaparecer después del parto.

Factores de riesgo

El síndrome de las piernas inquietas puede manifestarse a cualquier edad, incluso durante la infancia, pero, es más frecuente a medida que avanza la edad y es más común en las mujeres que en los hombres. Usualmente, el síndrome de las piernas inquietas no está relacionado con una enfermedad grave subyacente. Sin embargo, a veces viene acompañado de otras afecciones:

  • Neuropatía periférica. En ocasiones, este daño a los nervios de las manos y los pies se debe a enfermedades crónicas, como la diabetes y el alcoholismo.
  • Deficiencia de hierro. Aun sin anemia, la deficiencia de hierro puede causar o empeorar el síndrome de las piernas inquietas. Si se tienen antecedentes de sangrado estomacal o intestinal, se tienen períodos menstruales abundantes o se dona sangre con frecuencia, es posible que se tenga deficiencia de hierro.
  • Insuficiencia renal. Si se tiene insuficiencia renal, también se puede tener deficiencia de hierro, a menudo con anemia, el motivo es que, cuando los riñones no funcionan correctamente, las reservas de hierro en la sangre pueden disminuir. Esto, junto con otros cambios en la química del cuerpo, puede causar o empeorar el síndrome de las piernas inquietas.
  • Afecciones de la médula espinal. Se ha relacionado a las lesiones en la médula espinal como resultado de un daño o una lesión con el síndrome de las piernas inquietas. Si se ha recibido anestesia en la médula espinal, como bloqueo espinal, también aumenta el riesgo de desarrollar el síndrome de las piernas inquietas.
  • Enfermedad de Parkinson. Las personas que tienen la enfermedad de Parkinson y que toman determinados medicamentos llamados agonistas dopamínicos tienen un mayor riesgo de presentar el síndrome de las piernas inquietas.

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