Cuando uno entra al cuarto de baño de una casa lo más seguro es que se pueda observar el cepillo de dientes colocado en un vaso u otro tipo de recipiente ubicado al lado del lavabo. Se trata del lugar más cómodo, ya que así está a mano para utilizarlo cuando sea necesario. No obstante los expertos advierten de que no es el sitio más indicado para guardar el cepillo de dientes. El motivo es tan sencillo como que, de acuerdo con un estudio publicado en The Journal of Hospital Infection, las partículas fecales pueden llegar a una altura de hasta 25 centímetros por encima del asiento del inodoro cuando se tira de la cisterna, por lo tanto, no resulta nada complicado que acaben depositándose en el cepillo de dientes.
Además, hay quien utiliza a diario la funda protectora de plástico que diseñada para transportar el cepillo. Pero si esto se hace para proteger el cepillo es algo erróneo ya que esta funda no solo no lo protege contra las partículas fecales, sino que además contribuye a mantenerlo húmedo más tiempo, lo que propicia el crecimiento microbiano. Entonces, ¿Cuál es la mejor manera de guardar el cepillo de dientes? De acuerdo con los expertos, lo más conveniente es alejarlo del inodoro todo lo que se pueda, a ser posible en un lugar con buena ventilación que permita que se seque con rapidez.
Algo que todo el mundo ha escuchado son las recomendaciones de los dentistas acerca de los hábitos para la correcta higiene bucal como cepillarse los dientes un mínimo de dos veces diarias o utilizar al menos en algún momento del día el hilo dental. Sin embargo existen muchas otras acciones que hay que llevar a cabo todos los días si se quiere disfrutar de una óptima salud bucal. Y muchas tienen que ver con uno de los elementos claves del cepillado: el propio cepillo de dientes.
Hay que tener claro que, por mucho que se limpie el cepillo de dientes después de cada uso, no debería usarse el mismo durante más de 3 meses. Además, para evitar que se acumulen demasiadas bacterias es recomendable vigilar dónde lo se guarda y cuidar algunos hábitos, como colocarlo en un lugar del baño alejado del inodoro o cerrar siempre la tapa antes de tirar de la cisterna. este tipo de acciones pueden parecer obviedades, pero no siempre se tienen en cuenta y lo cierto es que son asuntos bastante aconsejables. Eso sí, aunque pueda parecer lo más banal, lo más importante es cambiar el cepillo de dientes regularmente.
Un dato desagradable, pero que hay que conocer, es que el 60% de los cepillos de dientes que se dejan en el baño contienen restos fecales y bacterias peligrosas a la salud humana como la Serratia, Escherichia Coli, Giardia, Salmonelosis, sólo por mencionar algunas. El motivo es que las bacterias son esparcidas en el ambiente por las descargas del inodoro, que son causantes de distintas enfermedades gastrointestinales, por lo que, lo aconsejable es que antes de cada descarga, se baje la tapa del inodoro, para que cualquier bacteria no se esparza tan fácilmente por el ambiente hasta llegar a las superficies del baño o en el cepillo de dietes. Pero no sólo con bajar la tapa del inodoro ya se está totalmente a salvo, ya que, en otros estudios, se han detectado este tipo de bacterias en las manijas del lavabo, azulejos, puertas y en los cepillos de dientes.
La ubicación perfecta del cepillo de dientes en el cuarto de baño
Aunque los científicos de Universidad Rhine-Waal no tuvieron en cuenta la ubicación del cepillo de dientes en el cuarto de baño, se ha explicado posteriormente que tanto la cercanía del cepillo de dientes al inodoro como el hecho de tirar de la cisterna con la tapa abierta podrían tener un impacto en la población microbiana del mismo. Especialmente si ambos factores suceden a la vez. Y es que, en realidad, al tirar de la cisterna las bacterias viajan mucho más lejos de lo que se podría pensar.
Pero, en una casa con una limpieza adecuada lo más probable es que no estén estas bacterias; aunque, por si acaso, lo más recomendable es cerrar la tapa. De hecho, según un estudio realizado por científicos de la Universidad de Arizona, los microbios del inodoro pueden suponer una fuente de contagio. Esto ocurriría tanto por contacto con superficies contaminadas como por inhalación.
Pautas para asegurarse de que el cepillo de dientes se almacene de manera adecuada
- Enjuagarlo adecuadamente: Después de usarlo, hay que enjuagar el cepillo de dientes cuidadosamente con agua tibia para eliminar los restos de pasta dental y residuos de comida. Esto ayuda a prevenir el crecimiento de bacterias y moho en las cerdas.
- Secado al aire: Después de enjuagarlo, hay que asegurarse de que el cepillo de dientes se seque completamente al aire ya que un ambiente seco inhibe el crecimiento bacteriano. Por ello, lo ideal es colocar el cepillo en posición vertical en un soporte o porta cepillos que permita que las cerdas estén al aire y no en contacto con ninguna superficie.
- Evitar los porta cepillos cerrados: Aunque los porta cepillos cerrados pueden parecer higiénicos, en realidad pueden crear un ambiente húmedo propicio para el crecimiento de bacterias. Si se usa un porta cepillos, lo ideal es elegir uno que tenga agujeros para permitir una buena ventilación.
- Mantener la distancia: Hay que evitar almacenar varios cepillos de dientes juntos en un mismo soporte, el motivo es que las cerdas de un cepillo no deben tocar las cerdas de otro, ya que esto puede transferir gérmenes de un cepillo a otro.
- Protección contra salpicaduras: Si el cepillo de dientes está cerca del lavabo, hay que protegerlo de las salpicaduras de agua y de los desechos que puedan acumularse alrededor. Lo mejor es colocar el cepillo en un lugar donde no esté expuesto directamente a las salpicaduras constantes de agua.
- Reemplazo regular: Hay que recordar reemplazar el cepillo de dientes cada tres a cuatro meses o antes si las cerdas están desgastadas. Un cepillo desgastado no limpia eficazmente y puede acumular más gérmenes.
¿Cuáles son los errores más frecuentes?
- No se aclara como es debido: Cuando se termina el cepillado hay que enjuagar bien el cepillo para quitar los restos de pasta y de comida que pueden quedar. Lo mejor es no usar agua muy caliente pues podría deformar las cedras. En el caso de los cepillos eléctricos hay que limpiar también el mango y la parte metálica donde se inserta el cabezal.
- Usar un vaso para dejar todos los cepillos de la casa: Es un clásico. El vasito encima del lavabo con todos los cepillos de dientes de los integrantes de una casa. Según los especialistas este es el entorno perfecto para que proliferen gérmenes y bacterias y que pasen de un cepillo a otro.
- Se le pone capuchón: El capuchón puede ser útil para transportar el cepillo en un neceser y que no se manche, pero más allá de eso no es recomendable. La forma ideal de guardar el cepillo de dientes es en posición vertical y sin capuchón. De esta forma el agua escurre hacia abajo y se mantiene aireado. Tapar las cedras, en cambio, puede favorecer la humedad, un medio propicio para el desarrollo de gérmenes.
- Se deja en el lavabo: Una investigación de la Sociedad Estadounidense de Microbiologia realizada en 2015 determinó que los cepillos de dientes pueden servir como vector de transmisión de organismos potencialmente patógenos. Esto se debe a que cada vez que se descarga el inodoro, las partículas fecales salpican, se transportan por el aire, por lo que pueden depositarse sobre estos.
- Se lavan los dientes con el mismo cepillo tras una infección: Después de pasar por una infección hay que desechar el cepillo y cambiarlo por uno nuevo para evitar contagiarse de nuevo con las mismas bacterias que podrían quedar en él y enfermar de nuevo.