La limpieza en el hogar no solo garantiza un ambiente agradable, sino que también es fundamental para la salud de quienes lo habitan. La acumulación de restos de comida, grasa o polvo en espacios como la cocina puede convertirse en el escenario ideal para bacterias, hongos y otros organismos perjudiciales.
Además, la falta de higiene favorece la aparición de plagas —como cucarachas o roedores— que encuentran alimento y refugio en zonas descuidadas. Por este motivo, mantener la cocina en óptimas condiciones es clave para prevenir enfermedades y asegurar un entorno seguro. Especial atención merece el área de trabajo más utilizada: la encimera.
El mármol, presente en muchas cocinas por su apariencia elegante y resistencia, requiere cuidados específicos para conservarse en buen estado. A pesar de su dureza, este material puede dañarse fácilmente si se expone a productos abrasivos o si no se limpia de forma adecuada. Manchas, rayones o pérdida de brillo son consecuencias comunes cuando no se aplican los métodos correctos de mantenimiento.
Por eso, conocer las técnicas apropiadas para su limpieza resulta esencial para prolongar su vida útil y mantener su aspecto como el primer día. A continuación, se comparten algunas recomendaciones que permiten cuidar este tipo de superficies sin comprometer su calidad.
La técnica y los mejores productos para el mármol
Entre los productos más recomendados para limpiar el mármol destacan el agua tibia y el jabón neutro. Esta combinación permite eliminar la suciedad sin alterar la superficie ni dañar su brillo natural. También se puede utilizar bicarbonato de sodio en pequeñas cantidades —siempre diluido y aplicado con cuidado— para tratar manchas más persistentes. Además, el uso de paños de microfibra es ideal para no rayar el material durante el proceso de limpieza. Estos elementos, en conjunto, permiten mantener el mármol en óptimas condiciones sin poner en riesgo su integridad.
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El método más adecuado para limpiar encimeras de mármol comienza retirando los restos de alimentos o líquidos con un paño húmedo. A continuación, se recomienda aplicar una mezcla de agua y jabón neutro con movimientos suaves y circulares, evitando ejercer demasiada presión. Después de enjuagar, es importante secar la superficie por completo para evitar marcas de agua. Esta rutina puede realizarse a diario o después de cada uso intenso de la cocina. Siguiendo estos pasos, se logra conservar el mármol brillante y libre de manchas.
Qué no utilizar
Algunos hábitos comunes pueden acelerar el deterioro del mármol y deben evitarse por completo. El uso de productos ácidos —como vinagre, limón o limpiadores con amoníaco— puede provocar manchas permanentes y pérdida de brillo. Tampoco se recomienda utilizar esponjas metálicas o estropajos abrasivos, ya que generan rayaduras difíciles de reparar. Dejar líquidos en la superficie por mucho tiempo es otro error frecuente que contribuye a la aparición de manchas. Prevenir estos descuidos es fundamental para prolongar la vida útil del mármol y conservar su estética original