
La propina es algo obligatorio en países como Estados Unidos y voluntario en muchos otros países. Actualmente, los avances de la tecnología complican cada día más dar propinas. Por ejemplo, en Estados Unidos, el auge de las pantallas táctiles ofrece la oportunidad de incrementar en un 18, un 20 o un 22% el coste de casi cualquier cosa. Sin embargo, las propinas parecen estar en un punto de inflexión. Pero…. Vayamos al principio, ¿cuándo surgieron? ¿Dónde? La práctica comenzó en Estados Unidos fruto de diferentes viajeros tras la Guerra Civil.
En pleno siglo XXI, en algunos países, todavía te mirarán mal si no dejas un poco de propina al pagar por una comida, una bebida o un servicio. En otros, te arriesgas a que te reciban con frialdad, o algo peor. Sin embargo, en otros lugares la gente no espera nada. En algunos países, los trabajadores no quieren propinas en absoluto. Entonces, ¿qué ocurre con la cultura de las propinas?
Orígenes aristocráticos de la propina
Como con la mayoría de historias siempre existen varias versiones que puedan explicarlas. En el caso de las propinas pueden remontarse a la época romana pero habitualmente se le atribuye a los nobles medievales, posiblemente en Inglaterra. Recordemos que allí, los aristócratas que visitaban las casas de otros daban pequeños regalos llamados "vails" a los criados, para compensar el trabajo extra que suponía su estancia. Con el tiempo, los vails se convirtieron en una expectativa. A su vez, en algunos países de la Europa continental surgió el ritual de invitar a los criados a brindar en honor del invitado. Hasta hoy, la palabra propina se traduce como "dinero para beber" en Francia (poureboire), Alemania (trinkgeld), Suecia (dricks) y otros lugares.
Las migraciones debido a las guerras que se estaban produciendo por todo el mundo hicieron que esta tradición de las propinas llegara a Estados Unidos en el siglo XIX. ¿Quiénes comenzaron la tradición en América? Fueron europeos que viajaban allí o de estadounidenses ricos que habían estado en Europa y querían impresionar a su gente. En un principio el hecho de dar propinas fue impopular en América porque se consideraba algo del Viejo Mundo de división de clases y servilismo. De hecho, con el tiempo surgió un movimiento contra las propinas.
Las primeras reacciones contra las propinas
Los periodistas de finales del siglo XIX y principios del XX solían calificar la propina de antiestadounidense, y la propina en sí misma como algo que se concedía a un inferior social, lo que iba en contra de los valores democráticos. Además, en el año 1916, el periodista y crítico social William Rufus Scott publicó un libro titulado The Itching Palm, en el que describía la propina como lacra y afirmaba que rayaba en el soborno. Pero, a pesar del argumento de que era contraria a los ideales republicanos de igualdad, libertad y democracia, la cultura de la propina prevaleció.
Recordemos que no solo los periodistas sino que los líderes sindicales también se oponían a esta práctica, aunque sus bases se beneficiaran de las propinas. De hecho, a principios del siglo XX, un movimiento en contra de las propinas había conseguido ilegalizar esta práctica en varios estados, como Iowa, Carolina del Sur y Tennessee. Todas estas protestas no iban de la mano con la democracia estadounidense del momento. De hecho, en 1926, todas las leyes contra las propinas habían desaparecido. Y en 1938, las propinas se consagraron en la legislación estadounidense con la creación del salario mínimo, que incluía un mínimo separado y más bajo para las propinas.
Punto de inflexión
A principios del siglo XX, un pequeño número de estados, principalmente sureños, prohibieron las propinas, de hecho, cualquiera que aceptara una propina se exponía a una multa o incluso a la cárcel. Por su parte, Georgia declaró que todas las propinas eran sobornos comerciales. Sin embargo, la demanda de propinas se extendió por todo el país, y las propinas llegaron para quedarse.
Tanto fue así que en el año 1938, la administración del presidente Franklin D. Roosevelt introdujo un salario mínimo federal en Estados Unidos, pero no se aplicó a los trabajadores que recibían propinas. Estos trabajadores permanecieron desprotegidos por ley hasta 1966 e incluso entonces, se permitió que su salario mínimo incluyera las propinas. Incluso hoy, aunque el salario mínimo federal es de $7,25 por hora, hasta $5,12 de este pueden ser propinas.
En pleno siglo XXI, a pesar de que algunos estados tienen niveles de salario mínimo más elevados y algunos exigen que toda la tarifa sea salario base, la dependencia de los trabajadores de servicios de las propinas sigue siendo elevada.
¿En qué países es obligatorio dejar propina?
En la actualidad, en algunos países el pago de propina está considerado dentro del precio final de un servicio, tal como sucede con los impuestos. Esto sucede, por ejemplo, en Dinamarca, Finlandia, Francia, Islandia, Reino Unido y Suiza. De hecho, este último país europeo estableció una ley que exige el pago del 15% sobre el servicio en cafés y restaurantes.
En el continente americano no hay ningún país que marque la propina como una obligación del cliente. Pero, en países como Argentina, Brasil, Canadá, Estados Unidos y México esta costumbre está tan sumamente arraigada que llega a considerarse de mala educación no agradecer un servicio con una cantidad extra en la cuenta. Algo contrario sucede países asiáticos como China, Corea del Sur, Japón y Singapur donde es considerado una ofensa dejar propina.

