El psiquiatra y médico forense José Cabrera vuelve a poner palabras donde muchos solo sienten intuiciones. Su diagnóstico sobre la sociedad actual es tan contundente como incómodo: "Estamos en una época de hombres débiles que han generado una sociedad que se está derrumbando". En una conversación sin filtros, Cabrera analiza con Juan Pablo Polvorinos la pérdida de valores, la fragilidad emocional, la tiranía del ego y la decadencia de la democracia con una mezcla de ironía, realismo y décadas de experiencia profesional.
Acostumbrado a convivir con los vivos y al mismo tiempo con los muertos, Cabrera trata la dimensión metafísica que nos inquieta, afirmando sin rodeos que la muerte se ve, se reconoce, y que la diferencia entre un cuerpo vivo y uno muerto es la ausencia de alma: "Un cadáver es un cascarón. Lo que se va es lo que no vemos".
La conversación avanza hacia uno de los pilares de su diagnóstico: la falta de profundidad y la huida permanente de la soledad. "La gente joven ya no lee nada. Todo es barniz. Y cuando no soportas la soledad, necesitas el grupo como nube donde todo es posible". Para el psiquiatra, esta superficialidad conecta directamente con la fragilización emocional y la crisis de valores que atraviesa la sociedad. Un mundo en el que el bienestar nos ha convertido en personas incapaces de tolerar la frustración. "El sacrificio es una palabra maldita. La muerte no existe, Dios ha muerto. Todo es superficial. Vivimos en un pañuelo de usar y tirar", afirma.
Sobre la democracia contemporánea, Cabrera sostiene que "no es un sistema moral, sino el menos malo de los sistemas políticos", pero alerta de la confusión generalizada que ha convertido el sistema en una especie de tótem incuestionable.
También analiza la psicología del liderazgo actual: "Hoy no existen líderes. Los de verdad eran los que ganaban batallas, tenían carisma, inspiraban. Ahora basta con salir en la tele". El ego, según él, es uno de los mayores males de esta era: "Todo el mundo habla de yo, yo, yo. La humildad ha desaparecido. Eso destruye a las personas". Y analiza el perfil psicológico de Putin, Trump y los distintos políticos españoles.
Cabrera dedica un bloque amplio a las adicciones: desde el alcohol —"la droga más dura de nuestra sociedad"— hasta las redes sociales y la pornografía, que califica como "una droga ficticia que arruina la percepción del sexo real y destruye relaciones jóvenes".
El encuentro concluye con una reflexión sobre la felicidad, que Cabrera resume en una sola palabra: amor. "Si amas y te aman, eres feliz, aunque estés enfermo o limitado. No tengo ninguna duda".
Un testimonio sin anestesia sobre una sociedad que, según él, debe elegir entre seguir cayendo o empezar a reconstruirse.