
Las esponjas marinas suelen asociarse a organismos simples y pasivos, pero un reciente hallazgo en las profundidades del océano Austral desafía esa percepción. Una expedición del Censo Oceánico Nippon Foundation–Nekton ha descubierto una nueva especie de esponja carnívora, conocida popularmente como "bola de la muerte", entre una treintena de organismos nunca antes descritos por la ciencia en aguas cercanas a la Antártida.
Un hallazgo en una de las zonas menos exploradas del planeta
La nueva especie fue localizada a 3.601 metros de profundidad, en una fosa situada al este de la isla Montagu, una de las cadenas de islas más remotas del mundo. El descubrimiento se produjo gracias al vehículo operado remotamente SuBastian, empleado durante una campaña oceanográfica realizada a principios de este año.
La esponja ha sido clasificada dentro del género Chondrocladia, un grupo conocido como esponjas "pelota de ping-pong" por su peculiar apariencia. A simple vista, estas criaturas parecen esferas unidas a finos tallos, con un aspecto inofensivo que contrasta con su modo de alimentación.
Una esponja que caza a sus presas
Lejos de filtrar nutrientes del agua como la mayoría de las esponjas, esta nueva especie presenta un comportamiento carnívoro. Su superficie está cubierta de diminutos anzuelos microscópicos que permiten capturar pequeñas presas que pasan nadando cerca, probablemente crustáceos.
Aunque su aspecto recuerda a una estructura de burbujas, los científicos destacan que se trata de un mecanismo de caza altamente especializado, adaptado a un entorno extremo donde los recursos alimenticios son escasos.
Parte de un censo global de nuevas especies
El descubrimiento se enmarca en el Censo Oceánico Nippon Foundation–Nekton, una iniciativa lanzada en 2023 con el objetivo de identificar y catalogar especies desconocidas que habitan en los océanos, especialmente en regiones poco estudiadas como el océano Austral.
Además de la esponja carnívora "bola de la muerte", la expedición documentó nuevas especies de gusanos escamosos con armaduras iridiscentes, así como crustáceos y estrellas de mar hasta ahora desconocidos para la ciencia.
Otros hitos de la expedición
La misión científica también logró captar por primera vez en vídeo a un calamar colosal juvenil, uno de los invertebrados más grandes del planeta. Asimismo, fue la primera en explorar un ecosistema completamente nuevo que había permanecido oculto bajo un enorme iceberg desprendido de un glaciar de la Antártida Occidental.
Estos hallazgos refuerzan la idea de que las profundidades marinas siguen siendo uno de los grandes territorios inexplorados del planeta.
Un océano aún lleno de incógnitas
"La región del océano Austral sigue estando profundamente submuestreada", señala Michelle Taylor, jefa de Ciencias del Censo Oceánico. Según explica, el trabajo científico apenas ha comenzado: "Hasta la fecha, solo hemos evaluado menos del 30 por ciento de las muestras recolectadas en esta expedición, por lo que confirmar 30 nuevas especies ya demuestra cuánta biodiversidad aún no está documentada".
En los últimos años, cada nueva inmersión en las grandes profundidades ha revelado organismos sorprendentes, desde cangrejos de formas inusuales hasta peces con apariencias inesperadas, confirmando que gran parte de la biodiversidad marina sigue sin describirse.
Datos abiertos para futuras investigaciones
Todas las especies confirmadas durante el Censo Oceánico serán conservadas en una plataforma de datos de acceso abierto, lo que permitirá a investigadores de todo el mundo analizar y estudiar esta biodiversidad recién descubierta.
Mientras el análisis de muestras continúa, los científicos subrayan que estos hallazgos son solo una pequeña muestra de lo que aún permanece oculto en las profundidades del océano Austral.


