L D (EFE) Caldera recordó que en 1962 este miliario, que los romanos utilizaban para señalizar las distancias en millas, fue trasladado a Madrid "ilegalmente" para una exposición y apostilló que "lo que se roba, lo que se sustrae de forma ilegal, se debe devolver a sus propietarios". El ministro presidió en el cruce de la calzada romana de la Vía de la Plata con el río Sangusín, en la provincia de Salamanca, el acto de restitución a su emplazamiento original de un miliario que fue trasladado a Madrid en 1962 para la "Exposición Histórico-Cultural de la carretera", y que posteriormente estaba expuesto en el patio exterior de los Nuevos Ministerios, en Madrid.
Para el ministro, esa devolución marca "un evento cultural extraordinario" y agradeció a la Junta de Castilla y León su "cooperación" para que se "restituya una pieza muy valiosa a sus legítimos propietarios". Mostró su esperanza en que la pieza no vuelva a moverse del "lugar donde nunca debió salir, como otras cosas, otros bienes de arte, otras propiedades que tampoco debieron salir nunca de las manos de sus propietarios".
Caldera recordó que hace un año y medio una asociación de Salamanca reclamó al nuevo Gobierno central "la devolución" del miliario, y afirmó que desde ese momento puso "un gran interés" en conseguirlo porque ya "había sido pedido muchas veces a gobiernos anteriores". La devolución del miliario romano es una consecuencia de la colaboración entre la Administración Central, a través de los ministerios de Cultura, Fomento y de Medio Ambiente, con la Junta de Castilla y León.
Por su parte, el jefe territorial de Cultura de la Junta de Castilla y León en Salamanca, Agustín de Vicente, aseguró que la restitución debe ser "una muestra de cómo las cosas tienen que volver a su sitio, donde deben estar", tanto aquellas que han salido en su tiempo como las que lo han hecho recientemente". El representante de la Junta mostró su satisfacción por "la importancia que tiene para la identidad regional el regreso de un Bien de Interés Cultural". El acto de reposición del miliario romano fue seguido por medio centenar de vecinos de las localidades de Peromingo y Valdefuentes de Sangusín.
Para el ministro, esa devolución marca "un evento cultural extraordinario" y agradeció a la Junta de Castilla y León su "cooperación" para que se "restituya una pieza muy valiosa a sus legítimos propietarios". Mostró su esperanza en que la pieza no vuelva a moverse del "lugar donde nunca debió salir, como otras cosas, otros bienes de arte, otras propiedades que tampoco debieron salir nunca de las manos de sus propietarios".
Caldera recordó que hace un año y medio una asociación de Salamanca reclamó al nuevo Gobierno central "la devolución" del miliario, y afirmó que desde ese momento puso "un gran interés" en conseguirlo porque ya "había sido pedido muchas veces a gobiernos anteriores". La devolución del miliario romano es una consecuencia de la colaboración entre la Administración Central, a través de los ministerios de Cultura, Fomento y de Medio Ambiente, con la Junta de Castilla y León.
Por su parte, el jefe territorial de Cultura de la Junta de Castilla y León en Salamanca, Agustín de Vicente, aseguró que la restitución debe ser "una muestra de cómo las cosas tienen que volver a su sitio, donde deben estar", tanto aquellas que han salido en su tiempo como las que lo han hecho recientemente". El representante de la Junta mostró su satisfacción por "la importancia que tiene para la identidad regional el regreso de un Bien de Interés Cultural". El acto de reposición del miliario romano fue seguido por medio centenar de vecinos de las localidades de Peromingo y Valdefuentes de Sangusín.
El miliario devuelto marca la milla 142 a su paso por Salamanca y posee una inscripción latina completa en la que se señala que fue levantado durante el imperio de Trajano. En su parte posterior fueron grabadas distintas inscripciones, entre las que se encuentran un V y una P, que fueron utilizadas para delimitar los términos municipales de Valdefuentes y Peromingo. Los miliarios son bloques de granito con forma de cilindro que los romanos colocaban cada milla en sus calzadas para señalizar la distancia, en millas, que había desde ese lugar hasta la ciudad donde empezaba la ruta.