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"LAS CIFRAS NO SON ALARMANTES"

De Cuenca dice que hablar constantemente de crisis en el cine español tendrá efectos negativos

El secretario de Estado de Cultura, Luis Alberto de Cuenca, quiso este viernes lanzar un mensaje "a la oposición y a los medios" para evitar crear un ambiente pesimista con el cine español: "Las cifras no son alarmantes -dijo-, pero si hablamos constantemente de crisis, puede tener un efecto negativo retrayendo al público y al mercado".

L D (EFE) De Cuenca hizo estas declaraciones en el transcurso de un desayuno de trabajo con la prensa al que asistió también el director general del Instituto de Cinematografía y Artes Audiovisuales (ICAA), José María Otero, quien insistió también en la tesis de que un mensaje negativo trae consigo un efecto negativo.

"El Gobierno no cree que existan motivos de alarma, por eso hablar de crisis puede tener un efecto negativo. El público puede retraerse y el mercado puede dejar de invertir en cine. Y eso ya sería grave. Hay que analizar los datos con serenidad y mimo. Si se piensa que vivimos un momento infausto que se diga, que salga en los medios, pero analizando siempre el efecto negativo que puede tener", señaló De Cuenca.

Algo en lo que insistió también el director del ICAA: "cuando se habla de euforia se acaba creando una situación eufórica, y si se habla en términos pesimistas acaba creándose una situación pesimista. Hay sectores de esta profesión que hablan de crisis, pero otros sectores, como los exhibidores, están en contra de ese término porque va en contra de ellos. Hay que seguir el ejemplo americano que aún en los peores momentos su lema siempre es el mismo 'tenemos las mejores películas'".

Tanto De Cuenca como Otero prefieren referirse al actual momento que vive el cine español como el de "consolidación de una industria", de ahí que coincidan al señalar que "los problemas ya vienen de años atrás y van a seguir durante varios años, porque el cine español no puede depender de los hits (películas que consiguen una gran taquilla). Hay que producir muchas películas distintas, de calidades diferentes, para que se vaya urdiendo la industria", señaló De Cuenca.

"El cine español debe contar con una estructura financiera y eso supone un cambio de mentalidad para los productores. Es fundamental que siga creciendo la producción para que junto a las películas de grandes presupuestos y otras menores. Es difícil hablar de un número de películas adecuadas pero se puede decir que debería rondar los cien largometrajes, de las cuales quince o así cuenten con ayudas anticipadas por tener un riesgo (sean experimentales documentales, etc) para que el cine español tenga una presencia suficiente en el mercado", explicó Otero.

Dado que la Ley de Cine contempla las ayudas automáticas, (concedidas en función de la recaudación) se puede decir que el cine español sigue los dictados del mercado, de ahí que el desencuentro del público con el cine español que se ha producido en 2002 (siete millones de espectadores menos) no tiene que ver con el Gobierno, como se encargaron de señalar De Cuenca y Otero. "El Ministerio no interviene en los contenidos de las películas, quienes hacen las películas son los profesionales", señaló Otero. Y De Cuenca añadió: "es un tema de opciones de mercado en el que el Gobierno, que ha liberalizado el sector, no interviene".

Además el Gobierno y los productores están de acuerdo en que hay que buscar un sistema de control para que las películas españolas de éxito no sean arrojadas de la cartelera por filmes norteamericanos que llegan con 200 ó 300 copias. Como ejemplos de permanencia en cartel, se pueden citar las 52 semanas que lleva exhibiéndose "Hable con ella" o las 23 semanas de "Los lunes al sol".

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