L D (Agencias) La operación en Bélgica formaba parte de una investigación de la Policía británica denominada "Bluesky", que ha durado dos años y en la que han participado también fuerzas policiales de Italia, Holanda y Dinamarca.
Además de Umer G., que supuestamente organizaba el transporte y determinaba las rutas de viaje, la Policía belga detuvo el jueves en Lieja y Amberes a otros seis presuntos implicados en la red. Según la Fiscalía federal, que coordinaba la investigación en Bélgica, la organización trabajaba de manera más profesional y estructurada que otras bandas de tráfico humano que en el pasado fueron desarticuladas en el país.
La mayoría de los transportes se realizaban con camiones, a veces de empresas dedicadas a actividades sospechosas o de sociedades creadas por la propia banda, y también alquilaba avionetas que salían desde la costa belga con rumbo a Gran Bretaña. Para no atraer demasiado la atención de la policía, la banda transbordaba a veces a los inmigrantes a camiones de transportistas que ignoraban este tráfico.
Como "ovejas"
Los inmigrantes pagaban cada uno una media de 7.000 euros para su "viaje". La Policía logró desarticular la red gracias a unas escuchas de teléfono intensivas de sus miembros, de las que también se comprobó que no mostraban ningún respeto por los refugiados.
Los traficantes de humanos anestesiaban de manera sistemática a niños pequeños, violaban a mujeres, se referían a los refugiados como "ovejas" y muchas veces les escondían en diminutas cajas. Se estima que la red obtuvo ingresos millonarios, que probablemente utilizaba para comprar bienes inmuebles.
En distintos domicilios en Londres y Lincolnshire, norte de Inglaterra, fueron detenidos el martes diez hombres de origen kurdo supuestamente implicados en la misma red.
