El próximo 25 de Junio, el Rafita, uno de los sanguinarios asesinos de Sandra Palo, obtendrá la libertad definitiva. Se acabó rendir cuentas por secuestrar a Sandra, violarla en varias ocasiones, atropellarla con el coche y quemarla viva en 2003. La próxima semana se acabará su período de "libertad vigilada" en la que ha habido mucho de lo primero, pero muy poco de lo segundo.
En estos siete años, Rafael García Fernández ha actuado a su antojo gracias a las magnánimas condiciones con que fue condenado: ha vivido en varias provincias, ha robado coches, se escapado reiteradamente, ha salido en un programa de televisión, ha estado en busca y captura, desaparecido... Y aún así, será premiado con un expediente limpio de antecedentes.
Algo que inaugurará con un nuevo look. Según ABC, se ha teñido el pelo, se ha dejado perilla, cambiado de casa y se ha casado con otra joven igual de conflictiva, por testimonios de sus vecinos. Además, ya no quiere ser llamado por su nombre, con el que cometió uno de los peores crímenes de la historia reciente española: Rafael García Fernández. Ahora, quiere que inviertan sus apellidos, para no ser identificado por la policía en su última escalada de delitos.
Y todo ello, le será concedido a pesar de la firme oposición de sus evaluaciones psicológicas, según los demoledores informes realizados por los técnicos mientras estuvo internado, cuando desaconsejaron que saliera en libertad vigilada: "No hay posibilidades de que pueda vivir en una sociedad real... debe estar seriamente vigilado... no conviene darle ningún beneficio penitenciario" y añadían que "no muestra arrepentimiento, es agresivo, hostil, inadaptado... valora la violencia y los hechos delictivos como atributos de poder y masculinidad". Pero no solo son los informes. También la evidencia: ha cometido más de media docena de robos con fuerza cuando se suponía que estaba reinsertándose.