L D (EFE)
En el funeral oficiado este lunes, Peck recibió un último adiós no sólo de sus hijos y amistades sino de compañeros de profesión como Harrison Ford, Calista Flockhart, Barbra Streissand, Anjelica Huston o Harry Belafonte. "Se trata de darle la despedida a una figura que emanaba esa decencia que los actores deben de buscar no sólo en sus filmes sino también en su vida privada", resumió el actor y amigo Brock Peters, su compañero de reparto en "Matar a un ruiseñor".
Este fue el filme preferido de Peck y por el que será recordado, el que le consiguió el único Oscar de su carrera y cuya música bañó las paredes de la catedral, diseñada por el español Rafael Moneo, de la nostalgia que acompaña a la despedida de un gran hombre. Peck, de 87 años, falleció el pasado jueves en su casa de Los Ángeles. Según su esposa, Veronique, la muerte le sobrevino de forma apacible, sin que padeciera ninguna enfermedad en particular.
Si la figura de Peck es legendaria en la gran pantalla, aspirando a cuatro premios Oscar como mejor actor en sus primeros cinco años de carrera, es igual de destacada la integridad de este intérprete en su vida privada. "Gregory Peck fue un hombre maravilloso. Atticus Finch le dio la oportunidad de interpretarse a sí mismo", resumió la escritora Harper Lee al conocer la muerte del protagonista de "Matar a un ruiseñor", historia del abogado defensor de un negro acusado de violar a una joven blanca en la Alabama de la década de los 30. Las palabras de Lee fueron recordadas por Peters durante el panegírico que leyó en honor de este intérprete católico.
No estuvo solo en sus alabanzas en el funeral, que contó con la presencia de todos los hijos del actor, Steve dando la bienvenida, Anthony leyendo un pasaje del Nuevo Testamento, Cecilia cantando "El señor es mi pastor" y Carey ofreciendo una plegaria. También asistieron su esposa y los seis nietos del actor, además de numerosos amigos y un gran número de admiradores, a una ceremonia que acabó abierta al público ante la presencia de seguidores deseosos de dar su último adiós. "Siempre hubo algo sobre esa humanidad imperial que tenía", indicó Belafonte con la voz rota al describir a un actor recordado tanto por títulos como "Roman Holidays", "La profecía", "MacArthur" o "Los cañones de Navarone", como por sus tareas humanitarias en favor de la lucha contra el cáncer, la defensa de la literatura o al frente de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de EEUU.
Según el cardenal Roger Mahony, amigo personal del actor, sobre todos sus ideales y todos los títulos que forman su filmografía, Peck será recordado por tres atributos: "autenticidad, integridad y constancia". "Lo que trajo a su profesión es algo que no se puede representar (...) Gregory Peck nunca tuvo que actuar para demostrar cuán buen individuo era", resumió Mahony.
La voz del propio Peck leyó su pasaje preferido del Nuevo Testamento, la segunda carta de San Pablo a los Corintios, en una reciente grabación que hizo de la Biblia. También fueron mostrados unos minutos del documental rodado por Cecilia sobre su padre, en el que, a la pregunta de cómo le gustaría ser recordado, Peck afirma "como una buena persona y un buen padre". "Es una vanidad de cualquier actor que tu trabajo sea recordado con el paso del tiempo, aunque tampoco es tan vanidoso aspirar a hacer un trabajo que resista el paso del tiempo", resumió un intérprete que defendía su filmografía como una colección de historias que "debían de ser contadas". Peters concluyó su panegírico con un "vaya con Dios" por el alma de Peck, frase que una de sus seguidoras completó al decir que "estoy segura de que El también disfrutó de sus películas".
Este fue el filme preferido de Peck y por el que será recordado, el que le consiguió el único Oscar de su carrera y cuya música bañó las paredes de la catedral, diseñada por el español Rafael Moneo, de la nostalgia que acompaña a la despedida de un gran hombre. Peck, de 87 años, falleció el pasado jueves en su casa de Los Ángeles. Según su esposa, Veronique, la muerte le sobrevino de forma apacible, sin que padeciera ninguna enfermedad en particular.
Si la figura de Peck es legendaria en la gran pantalla, aspirando a cuatro premios Oscar como mejor actor en sus primeros cinco años de carrera, es igual de destacada la integridad de este intérprete en su vida privada. "Gregory Peck fue un hombre maravilloso. Atticus Finch le dio la oportunidad de interpretarse a sí mismo", resumió la escritora Harper Lee al conocer la muerte del protagonista de "Matar a un ruiseñor", historia del abogado defensor de un negro acusado de violar a una joven blanca en la Alabama de la década de los 30. Las palabras de Lee fueron recordadas por Peters durante el panegírico que leyó en honor de este intérprete católico.
No estuvo solo en sus alabanzas en el funeral, que contó con la presencia de todos los hijos del actor, Steve dando la bienvenida, Anthony leyendo un pasaje del Nuevo Testamento, Cecilia cantando "El señor es mi pastor" y Carey ofreciendo una plegaria. También asistieron su esposa y los seis nietos del actor, además de numerosos amigos y un gran número de admiradores, a una ceremonia que acabó abierta al público ante la presencia de seguidores deseosos de dar su último adiós. "Siempre hubo algo sobre esa humanidad imperial que tenía", indicó Belafonte con la voz rota al describir a un actor recordado tanto por títulos como "Roman Holidays", "La profecía", "MacArthur" o "Los cañones de Navarone", como por sus tareas humanitarias en favor de la lucha contra el cáncer, la defensa de la literatura o al frente de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de EEUU.
Según el cardenal Roger Mahony, amigo personal del actor, sobre todos sus ideales y todos los títulos que forman su filmografía, Peck será recordado por tres atributos: "autenticidad, integridad y constancia". "Lo que trajo a su profesión es algo que no se puede representar (...) Gregory Peck nunca tuvo que actuar para demostrar cuán buen individuo era", resumió Mahony.
La voz del propio Peck leyó su pasaje preferido del Nuevo Testamento, la segunda carta de San Pablo a los Corintios, en una reciente grabación que hizo de la Biblia. También fueron mostrados unos minutos del documental rodado por Cecilia sobre su padre, en el que, a la pregunta de cómo le gustaría ser recordado, Peck afirma "como una buena persona y un buen padre". "Es una vanidad de cualquier actor que tu trabajo sea recordado con el paso del tiempo, aunque tampoco es tan vanidoso aspirar a hacer un trabajo que resista el paso del tiempo", resumió un intérprete que defendía su filmografía como una colección de historias que "debían de ser contadas". Peters concluyó su panegírico con un "vaya con Dios" por el alma de Peck, frase que una de sus seguidoras completó al decir que "estoy segura de que El también disfrutó de sus películas".
