
L D (EFE)
La ministra de Interior holandesa, Guusje ter Horst, ha afirmado que el Gobierno "iniciará conversaciones" con los ayuntamientos y las empresas gestoras de los transportes públicos para "estimular" la prohibición del burka en autobuses, tranvías y trenes a través de sus normas internas. Si estas conversaciones fracasaran, precisó la ministra, entonces el Gobierno volvería a estudiar las posibilidades de prohibir por la vía legislativa el burka en los transportes públicos.
La asociación que agrupa a las empresas gestoras de los medios de transporte públicos en Holanda, MOBIS, se mostró contraria a aplicar la medida en autobuses, tranvía o trenes porque en realidad muy pocas usuarias musulmanas visten esta túnica. Esta decisión, que todavía tiene que ser aprobada por el Parlamento, afecta a todas las prendas o accesorios que cubran la cara completamente, incluidos los cascos con viseras o los pasamontañas. El Ejecutivo holandés -formado por una coalición de democristianos, calvinistas y laboristas- argumenta que esta medida mejorará la integración y la comunicación ciudadana.
El Gobierno decidió finalmente no proponer una nueva legislación para prohibir el burka en los medios de transporte públicos o en la calle, por considerar que iría en contra de la libertad religiosa. La medida recorta la propuesta del anterior Gobierno holandés, formado por una coalición de centro-derecha, que en noviembre de 2006, pocas semanas antes de que se convocaran nuevas elecciones, aprobó un proyecto de ley para impedir el uso del burka en todos los lugares públicos, lo que implicaba que tampoco podría usarse en la calle.
Entonces se argumentaba que la prohibición total de esta indumentaria musulmana, que cubre todo el cuerpo y sólo dispone de una rejilla a la altura de los ojos, era necesaria por motivos de seguridad nacional, postura que todavía mantienen los liberales (VVD) y el partido antimusulmán PVV. Con el argumento de que obstaculiza la integración de los extranjeros en Holanda, los liberales en la oposición (VVD) rechazan una prohibición parcial y abogan por restringir el uso de esas prendas a la esfera privada, al igual que piensa el partido antimusulmán PVV, cuyo líder, Geert Wilders, fue el primero que en 2005 planteó la cuestión en el Parlamento.
La asociación que agrupa a las empresas gestoras de los medios de transporte públicos en Holanda, MOBIS, se mostró contraria a aplicar la medida en autobuses, tranvía o trenes porque en realidad muy pocas usuarias musulmanas visten esta túnica. Esta decisión, que todavía tiene que ser aprobada por el Parlamento, afecta a todas las prendas o accesorios que cubran la cara completamente, incluidos los cascos con viseras o los pasamontañas. El Ejecutivo holandés -formado por una coalición de democristianos, calvinistas y laboristas- argumenta que esta medida mejorará la integración y la comunicación ciudadana.
El Gobierno decidió finalmente no proponer una nueva legislación para prohibir el burka en los medios de transporte públicos o en la calle, por considerar que iría en contra de la libertad religiosa. La medida recorta la propuesta del anterior Gobierno holandés, formado por una coalición de centro-derecha, que en noviembre de 2006, pocas semanas antes de que se convocaran nuevas elecciones, aprobó un proyecto de ley para impedir el uso del burka en todos los lugares públicos, lo que implicaba que tampoco podría usarse en la calle.
Entonces se argumentaba que la prohibición total de esta indumentaria musulmana, que cubre todo el cuerpo y sólo dispone de una rejilla a la altura de los ojos, era necesaria por motivos de seguridad nacional, postura que todavía mantienen los liberales (VVD) y el partido antimusulmán PVV. Con el argumento de que obstaculiza la integración de los extranjeros en Holanda, los liberales en la oposición (VVD) rechazan una prohibición parcial y abogan por restringir el uso de esas prendas a la esfera privada, al igual que piensa el partido antimusulmán PVV, cuyo líder, Geert Wilders, fue el primero que en 2005 planteó la cuestión en el Parlamento.
