L D (EFE)
Para la eurodiputada Emma Nicholson, observadora la Unión Europa (UE) en Rumanía, lo que en realidad ocurrió fue la violación de una menor, por lo que solicitó que la niña sea separada del esposo y protegida por las autoridades. La Fiscalía de Sibiu convocó este miércoles a Mihai Birita y lo acusó de relaciones sexuales con una menor.
La boda, esperada por los gitanos como la fiesta del año y seguida por todo el país por televisión, se vio empañada por las lágrimas de Ana María, que abandonó la iglesia desconsolada en plena ceremonia. Convencida para que volviera, la niña se convirtió en la esposa de Mihai Birita, según la tradición de los gitanos, pero no según las leyes rumanas, que definen el casamiento como la "unión libremente consentida" entre dos personas, siendo la mujer mayor de 16 años y el hombre mayor de 18.
La ceremonia en la que fueron unidos Ana María y Mihai siguió el rito de la Iglesia Baptista de Pentecostés y la ofició el padre de la novia, que también es líder religioso de esta comunidad. Tras la noche de bodas, la familia del novio presentó a los invitados la sábana manchada de sangre, como prueba de que el casamiento fue consumado.
Críticas de la UE al país candidato
Nicholson criticó a las autoridades de Rumanía, país candidato a la UE, por no haber impedido esta ilegalidad. "La implementación de los derechos humanos en cualquier situación es esencial para el pleno acceso a la UE", recordó la eurodiputada, y conminó a la Policía y los asistentes sociales a sacar a la menor de la situación de peligro en que se encuentra.
El secretario general del Gobierno, Serban Mihailescu, admitió que la reacción de Nicholson es justificada, porque "no se trata de ningún tipo de casamiento", la ceremonia fue ilegal y el matrimonio no fue registrado, y solicitó a la Policía que investigue un caso que "no es típico de Rumanía".
Pero el padre defendió el derecho de los gitanos a que se respeten sus tradiciones, y resaltó que él mismo se casó con 14 años, cuando su novia tenía 13. Cioaba pidió que la eurodiputada se informe mejor antes de "dar veredictos" sobre su familia. "Quiero que la señora Nicholson sepa que mi hija no es una niña de un orfanato, que tiene un padre que la quiere y le desea todo el bien del mundo", declaró el rey gitano a la cadena de televisión Antena 1. Para Cioaba, el casamiento es legal porque es conforme con la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que respeta las tradiciones de su etnia, y cumple lo previsto en la resolución 835 sobre el derecho al casamiento que la ONU aprobó en 1954.
Vasile Ionescu, secretario de Estado del Ministerio de Cultura y especialista en los problemas de los gitanos, dijo que él no está de acuerdo con esas prácticas, pero consideró que la intervención de la Policía sería "un gran error". "¿Qué va ha hacer la Policía?", preguntó, tras precisar que mejor sería promover unos programas de educación en el espíritu de la sociedad europea, para que la comunidad gitana (unos 600.000 en una población de 22,5 millones, según el último censo, aunque se cree que son casi el triple) se integre.
La boda, esperada por los gitanos como la fiesta del año y seguida por todo el país por televisión, se vio empañada por las lágrimas de Ana María, que abandonó la iglesia desconsolada en plena ceremonia. Convencida para que volviera, la niña se convirtió en la esposa de Mihai Birita, según la tradición de los gitanos, pero no según las leyes rumanas, que definen el casamiento como la "unión libremente consentida" entre dos personas, siendo la mujer mayor de 16 años y el hombre mayor de 18.
La ceremonia en la que fueron unidos Ana María y Mihai siguió el rito de la Iglesia Baptista de Pentecostés y la ofició el padre de la novia, que también es líder religioso de esta comunidad. Tras la noche de bodas, la familia del novio presentó a los invitados la sábana manchada de sangre, como prueba de que el casamiento fue consumado.
Críticas de la UE al país candidato
Nicholson criticó a las autoridades de Rumanía, país candidato a la UE, por no haber impedido esta ilegalidad. "La implementación de los derechos humanos en cualquier situación es esencial para el pleno acceso a la UE", recordó la eurodiputada, y conminó a la Policía y los asistentes sociales a sacar a la menor de la situación de peligro en que se encuentra.
El secretario general del Gobierno, Serban Mihailescu, admitió que la reacción de Nicholson es justificada, porque "no se trata de ningún tipo de casamiento", la ceremonia fue ilegal y el matrimonio no fue registrado, y solicitó a la Policía que investigue un caso que "no es típico de Rumanía".
Pero el padre defendió el derecho de los gitanos a que se respeten sus tradiciones, y resaltó que él mismo se casó con 14 años, cuando su novia tenía 13. Cioaba pidió que la eurodiputada se informe mejor antes de "dar veredictos" sobre su familia. "Quiero que la señora Nicholson sepa que mi hija no es una niña de un orfanato, que tiene un padre que la quiere y le desea todo el bien del mundo", declaró el rey gitano a la cadena de televisión Antena 1. Para Cioaba, el casamiento es legal porque es conforme con la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que respeta las tradiciones de su etnia, y cumple lo previsto en la resolución 835 sobre el derecho al casamiento que la ONU aprobó en 1954.
Vasile Ionescu, secretario de Estado del Ministerio de Cultura y especialista en los problemas de los gitanos, dijo que él no está de acuerdo con esas prácticas, pero consideró que la intervención de la Policía sería "un gran error". "¿Qué va ha hacer la Policía?", preguntó, tras precisar que mejor sería promover unos programas de educación en el espíritu de la sociedad europea, para que la comunidad gitana (unos 600.000 en una población de 22,5 millones, según el último censo, aunque se cree que son casi el triple) se integre.