Menú

Condenada a 22 años la mujer que asesinó y quemó a la presidenta de su comunidad de vecinos

La Fiscalía pedía 13 años por homicidio, pero el tribunal elevó la pena a 22 al considerar que Marta Carretero actuó con clara premeditación.

La Fiscalía pedía 13 años por homicidio, pero el tribunal elevó la pena a 22 al considerar que Marta Carretero actuó con clara premeditación.
Domicilio donde vivía la víctima, en el barrio de Carabanchel (Madrid). | LD/Agencias

El tribunal ha dictado sentencia sobre un crimen que conmocionó al barrio de Carabanchel. Marta Carretero ha sido condenada a 22 años de cárcel por el asesinato de Pilar Moreno, la presidenta de su comunidad de vecinos. Además, la justicia la considera culpable de falsedad documental y profanación de cadáver.

Un jurado popular de la Audiencia Provincial de Madrid emitió un veredicto unánime, rechazando la versión de la acusada. Carretero defendió que la muerte de Moreno fue accidental, alegando que se había resbalado en el baño y golpeado la cabeza. Sin embargo, terminó reconociendo que, al ver la sangre en sus manos, soltó el cuerpo y más tarde decidió quemarlo dentro de la maleta con la que lo transportó a Toledo.

Una decisión drástica

El 27 de febrero de 2023, Carretero tomó una decisión que marcaría el resto de su vida. Según la acusación, arrastraba una deuda económica con la comunidad de vecinos y había falsificado justificantes de pago para tratar de ocultarlo. Cuando la presidenta del bloque insistió en regularizar la situación, Carretero optó por el camino más extremo: acabar con su vida.

Tras cometer el crimen, Carretero metió el cuerpo en una maleta y lo transportó en su Peugeot 407 hasta su localidad de origen, Las Ventas con Peña Aguilera. Allí, en una parcela de la Calle Vieja, utilizó gasolina para reducir los restos a cenizas. Posteriormente, los introdujo en un saco y los abandonó en una escombrera del camino del Chorrito.

El fallo judicial recoge con claridad la motivación de la acusada: "Marta se formó la idea de que Pilar era la persona que, por sus gestiones y exigencias en el cumplimiento de las obligaciones del pago de lo debido a la comunidad de propietarios, había generado la situación en que Marta se encontraba, por lo que decidió dar muerte a esta con la idea de que nadie volviera a reclamar los pagos ni tener responsabilidad alguna por los justificantes de pagos falsificados y sortear al riesgo de ser descubierta".

El jurado no creyó su defensa

Uno de los elementos clave en el caso fue la maleta con la que la acusada acudió a su domicilio el día del crimen. Aunque, aparentemente, su casa estaba vacía porque estaba a punto de mudarse, la acusada se presentó en el edificio con un equipaje de grandes dimensiones, lo que pareció sospechoso a ojos de los investigadores. Carretero trató de justificarlo afirmando que solo había ido a recoger ropa que quedaba en la lavadora, pero el jurado popular desestimó su explicación.

La ausencia de Pilar Moreno no pasó desapercibida para sus familiares. La mañana del crimen, al no recibir su habitual mensaje de buenos días, comenzaron a preocuparse. Horas después, acudieron a su domicilio y denunciaron su desaparición. Además, al revisar su teléfono móvil, descubrieron que la última persona con la que había hablado era Marta Carretero. Esa pista resultó crucial para la investigación.

Apenas 48 horas después del crimen, la policía ya tenía a la sospechosa bajo vigilancia. Los agentes la siguieron hasta la escombrera de Toledo donde, finalmente, se encontraron los restos de la víctima. En ese punto, la acusada confesó haberse deshecho del cuerpo, aunque insistió en que la muerte fue un accidente.

Un perfil psicológico inquietante

El análisis forense no dejó lugar a dudas. Los especialistas concluyeron que Marta Carretero no sufría ningún trastorno mental que pudiera justificar su comportamiento. La describieron como una persona "controlada, hostil, fría, distante, egocéntrica e intransigente", características que encajan con la premeditación del crimen.

La Fiscalía había solicitado 13 años de prisión por homicidio y profanación de cadáver, mientras que la acusación particular pedía 28 años al considerar que hubo premeditación. Finalmente, el tribunal ha impuesto una pena de 22 años de cárcel, desestimando la versión de la acusada y reconociendo la gravedad de sus actos.

Temas

En Sucesos

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida
    • Reloj Durcal