La primera sesión del juicio por el brutal asesinato del joven Mohamed Ali Lamsseyeh en enero de 2022 ha arrancado con un giro inesperado. E.L.A., el único mayor de edad entre los tres acusados y el último en ser juzgado, ha confesado su implicación en los hechos ante el tribunal de la Audiencia Provincial de Ceuta.
La Fiscalía y la Acusación Particular, encabezada por el letrado Marcos García Montes, solicitan una condena de 25 años de prisión para el acusado por asesinato con premeditación y alevosía. La motivación del crimen se centró en un vídeo comprometedor en poder de la víctima, en el que A.A.O., otro de los implicados, aparecía vestido de mujer y maquillándose. Este material audiovisual detonó la traición y el macabro plan.
La defensa de E.L.A. ha tratado de reducir su responsabilidad alegando su discapacidad del 45% y argumentando que, pese a sus 30 años en el momento del crimen, fue manipulado por los dos menores ya condenados. Sin embargo, la acusación sostiene que hubo una planificación deliberada y que los tres implicados mantuvieron silencio durante más de un año mientras la Policía Nacional trataba de localizar a Mohamed Ali.
Un asesinato planeado con frialdad
El 13 de enero de 2022, los tres acusados citaron a la víctima con el pretexto de una reconciliación. Tras recogerlo en un vehículo conducido por E.L.A., lo llevaron a un edificio abandonado en el conocido "Monte de la Tortuga". Allí, le exigieron que eliminara el vídeo. Ante su negativa, A.A.O. inició una brutal agresión con un bate de béisbol previamente ocultado por E.L.A. Bajo la presión, Mohamed Ali accedió a borrar el archivo, pero la violencia no cesó.
En un intento desesperado de escapar, el joven corrió por el bosque, pero fue interceptado por el coche de E.L.A. Sin salida, se precipitó por un terraplén. Gravemente herido, fue finalmente rematado por A.A.O. con varios golpes de bate. Tras despojarle de su teléfono y auriculares, los asesinos abandonaron el cuerpo en el lugar y se marcharon a limpiar las pruebas con lejía.
Mientras tanto, los detenidos participaron activamente en los rastreos organizados para encontrar a la víctima, fingiendo interés y colaboración con la familia y las autoridades. Sin embargo, los agentes ya los tenían bajo sospecha. La triangulación de los teléfonos móviles permitió situarlos en la zona del crimen, y un intento deliberado de desviar la atención enviando el teléfono de Mohamed Ali a la península tampoco logró despistar a los investigadores.
Un año de silencio cómplice
La madre de Mohamed Ali denunció su desaparición el mismo día, pero la investigación se prolongó durante más de un año. No fue hasta febrero de 2023 cuando la Policía Nacional logró arrestar a los tres implicados, quienes, acorralados por las pruebas, acabaron confesando y revelando la ubicación del cuerpo. La maleza en el Monte García Aldave dificultó las tareas de rastreo, pero finalmente los agentes hallaron restos humanos en una zona cercana a la Torre de la Alquería, lo que confirmó los peores temores de la familia.
Los dos menores de edad, A.A.O. y S.M.B., ya han sido condenados por el Juzgado de Menores: el primero a ocho años de internamiento y cinco de libertad vigilada; la segunda, a seis años de internamiento y tres de libertad vigilada. La Audiencia de Cádiz ratificó la sentencia.
El juicio contra E.L.A. continuará en los próximos días con la declaración de los agentes de la Policía Nacional que llevaron a cabo la investigación. La Fiscalía y la acusación particular buscan demostrar la premeditación del crimen, mientras la defensa intenta rebajar su responsabilidad. Un jurado popular tendrá la última palabra sobre el destino del acusado.