
Una mujer de 44 años, de nacionalidad rumana y residente en Leganés, ha sido condenada a dos años y medio de prisión por estafar 71.900 euros a un hombre discapacitado de 66 años, residente en La Coruña, tras fingir una relación sentimental que jamás existió. El Tribunal Superior de Justicia de Galicia (TSXG) ha confirmado ahora la sentencia dictada previamente por la Audiencia Provincial coruñesa, rechazando que se haya vulnerado la presunción de inocencia de la acusada.
Los hechos se remontan a septiembre de 2017, cuando la víctima —que se desplaza en silla de ruedas— publicó un anuncio en la sección de contactos de un medio digital, en el que expresaba su deseo de encontrar una pareja estable. "Persona cariñosa, honrada y sensible", decía el mensaje. Al día siguiente, la mujer se puso en contacto con él y, desde entonces, inició una elaborada maniobra de manipulación emocional con el único fin de quedarse con su dinero.
Le hizo creer que estaba enamorada, que se trasladaría a La Coruña para vivir con él y casarse. Durante meses alimentó esa ilusión a través de mensajes y llamadas constantes, hasta lograr que el hombre, completamente convencido de que estaba ayudando a su futura esposa, le entregase la totalidad de sus ahorros y contratara préstamos por más de 34.000 euros.
Promesas de futuro
El engaño incluía todo tipo de excusas: enfermedades graves, urgencias médicas de familiares, reparaciones en viviendas en Rumanía o ingresos en hospitales privados. Para dar credibilidad al fraude, la estafadora abrió una cuenta bancaria específica y recibió en ella hasta catorce transferencias entre septiembre de 2017 y febrero de 2018.
Nunca llegaron a verse en persona. Toda la relación fue mantenida a través de llamadas y mensajes. En abril de 2018, una vez agotados los recursos económicos de la víctima, la mujer cortó toda comunicación. Aun así, lo intentó una vez más un mes después, solicitando otros 15.000 euros para un tratamiento contra un tumor inexistente. Esta vez, sin éxito.
Una condena aún recurrible
El tribunal considera probado que, de no haber fingido el enamoramiento y su intención de compartir una vida en común, nunca habría logrado que la víctima entregara semejante cantidad. Por ello, además de la pena de prisión, la mujer deberá abonar una multa de 1.920 euros, pagar las costas del proceso e indemnizar al afectado con la totalidad del dinero defraudado. La sentencia no es firme, ya que la defensa ha anunciado su intención de recurrir ante el Tribunal Supremo.