
La policía francesa impidió el pasado sábado, 21 de junio, que se celebrara una boda —que resultó ser ficticia, una pantomima para ser grabada— entre un británico de 39 años y una niña ucraniana de 9 años en Disneyland París. Una intervención que se saldó con la detención de cuatro personas: el supuesto novio; la madre de la menor, de 41 años; una mujer letona, de 24 años, que interpretaba el papel de hermana de la novia; y otro hombre letón de 55 años, que debía participar en la ceremonia.
El británico arrestado —usando una identidad falsa— pagó alrededor de 130.000 euros por el alquiler del parque temático antes de su apertura, para la celebración de un evento privado. Cuando los empleados del recinto descubrieron de que se trataba de una boda y que la novia tenía 9 años, alertaron a las autoridades ante la posibilidad de que se tratara de un matrimonio infantil (ilegal). Aunque después se descubrió que el enlace no era más que un montaje, la fiscalía gala investiga las circunstancias que rodean los hechos.
Según ha explicado a través de un comunicado el fiscal de Meaux, Jean-Baptiste Bladier, el presunto organizador y novio de la boda —a quien no ha identificado— tiene antecedentes penales en Reino Unido por "delitos sexuales contra menores" y también una orden de búsqueda precisamente por incumplir las obligaciones que conlleva estar inscrito en el registro de autores de delitos sexuales británico.
De momento, en Francia se le acusa de fraude, abuso de confianza, blanqueo de capitales y usurpación de identidad. Aunque también ha sido declarado testigo asistido (paso previo a la imputación) por corrupción de menores. No obstante, Bladier ha asegurado que la menor ucraniana —que llegó a territorio galo dos días antes del mencionado evento— ha sido examinada y no presenta síntomas de que haya sido sometida a "ningún tipo de violencia, ni física ni sexual".
Finalidad del montaje
Las primeras pesquisas policiales han revelado que el presunto matrimonio infantil no era más que un montaje que tenía como objetivo convertirse en una filmación. Se habían dispuesto todos los detalles y se habían contratado más de cien figurantes (como invitados al enlace) para que pareciera la celebración de una boda real. Lo que se desconoce es el destino final de la grabación.
El hecho de que el organizador y novio del evento tuviera a sus espaldas delitos de agresión sexual a menores sugiere que podría ser para satisfacer una fantasía pedófila. De hecho, ha explicado el representante del ministerio público, fue "maquillado profesionalmente para mostrar un rostro totalmente diferente al suyo". Un dato que a su vez indicaría que el arrestado no quería ser reconocido en el caso de que el video se difundiera.


