El 'cazador pelirrojo' de Cabanas, culpable de la violación y asesinato de Elisa Abruñedo
El jurado cree que concurrieron las agravantes de alevosía y aprovechamiento de las circunstancias de lugar y tiempo. La víctima no pudo defenderse.
El Tribunal del Jurado ha declarado, por unanimidad, a Roger Serafín Rodríguez —de 51 años— culpable de la violación y asesinato con alevosía de Elisa Abruñedo, la mujer de 46 años y madre de dos hijos que el 1 de septiembre de 2013 salió a dar un paseo y no regresó. Fue asaltada por el acusado —un vecino de Narón— a unos 200 metros de su casa, en Cabanas (Coruña). Él, por su parte, vivió con total normalidad hasta que le capturaron 10 años después del crimen. Y, tras un duro interrogatorio, confesó.
Está por ver la pena que le impone el juez, que en todo caso será mayor de la pretendida por su defensa al alegar que el crimen fue un homicidio (no un asesinato) y que su cliente no era consciente de lo que hacía. Ambos aspectos que habrían sido tumbados durante el juicio, ya que los expertos tacharon el ataque de "sorpresivo" y señalaron que la víctima no tuvo oportunidad de defenderse.
La Fiscalía, por su parte, ha solicitado 32 años de prisión por agresión sexual y asesinato con la agravante de aprovechamiento de las circunstancias del lugar y tiempo. Extremo que ha sido aceptado por el jurado popular, que también ha considerado que concurrió la agravante de alevosía, que impide la defensa de la víctima. Las acusaciones particulares aumentaron su petición hasta los 37 años de cárcel, al agregar las agravantes de género y ensañamiento.
El crimen de Elisa
El Ministerio Público ha insistido durante el juicio en que atacó sexualmente a la víctima "de una manera brutal" para luego "de forma repetitiva acuchillarla". Durante el proceso, ha quedado probado que el acusado, que era un cazador experimentado, atacó a Elisa al anochecer y la llevó a un lugar apartado del bosque para no ser descubierto mientras la violaba y apuñalaba hasta dejarla moribunda (el estado en el que la abandonó).
Su cadáver fue hallado oculto entre unas zarzas unas horas más tarde. En la zona fueron recogidas distintas muestras de restos biológicos del asesino, que en su momento no sirvieron para identificar al responsable del crimen porque no estaba en la base de datos. No tenía antecedentes. Pero sí les sirvió para acortar los potenciales sospechosos. Era un varón pelirrojo.
A la caza del pelirrojo
Tras una ardua investigación, los agentes que llevan el caso realizaron un cribado de ADN masivo en varias localidades de la comarca de Ferrolterra que les dio la clave para lograr resolver el caso. Así dieron con el material genético de un familiar del responsable del crimen, dado que no coincidía "totalmente".
Tenía que ser alguien de la rama lejana de los Fonticoba, concretamente de los Rodríguez. Las pruebas halladas en la escena del crimen apuntaban a que en el momento de los hechos tenía un Citröen ZX. Por otra parte, el lugar y el arma utilizada en el crimen sugería a los investigadores que el violador y asesino de Elisa podía ser un cazador.
Al cruzar todos los datos, llegaron hasta Roger Serafín Rodríguez. Un varón pelirrojo que tenía el mencionado Citröen e indicaba en sus redes que era cazador. Para no alertarle y evitar un intento de fuga, cogieron muestras de la manilla de su vehículo. El resultado fue positivo y fue detenido en su domicilio, en el municipio de Narón.
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