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Cadena perpetua para el padre que destrozó el cráneo de su bebé recién nacido

El pequeño Brendon, de 14 días, murió tras sufrir fracturas múltiples y heridas comparables a una caída desde varios pisos.

Imagen de archivo de un bebé recién nacido. | Pixabay

El Tribunal de la Corona de Bristol ha condenado a cadena perpetua revisable a Daniel Gunter, de 27 años, por el asesinato de su hijo recién nacido en el hospital de Yeovil, en Somerset. El juez Mr Justice Swift fijó un cumplimiento mínimo de 20 años —ya descontados 491 días de prisión preventiva— tras considerar probado que actuó con intención de matar y sin el más mínimo intento de pedir auxilio.

Brendon Staddon nació prematuramente, a las 33 semanas, el 20 de febrero de 2024, con apenas 1,8 kilos de peso. Murió catorce días después, en la madrugada del 5 de marzo, en la unidad de cuidados especiales. Según los expertos médicos, en palabras del fiscal Charles Row KC, las lesiones eran "equivalentes a una caída desde un edificio de varios pisos". El mismo fiscal recalcó que el bebé "murió o estaba muriendo en brazos de Gunter", y que las fracturas en cráneo, cuello, mandíbula y extremidades, además de las hemorragias internas, evidenciaban el uso de una fuerza deliberada y extrema.

El tribunal escuchó que enfermeras habían visto a Gunter gritar al pequeño y mostrar "ninguna paciencia" con él, tratándolo de manera "muy brusca". En el momento crítico, mientras los médicos intentaban reanimar al bebé, Gunter y la madre, Sophie Staddon, abandonaron la sala para fumar. Ella fue finalmente absuelta de un cargo menor de omisión, pero quedó constatada la indiferencia mostrada ante el drama.

El juez descarta cualquier atenuante

El juez Swift no dejó margen a la duda: "Las lesiones infligidas a Brendon fueron tan extremas que no existe duda de que fueron ocasionadas de forma premeditada. Hubo un abandono extremo del deber en este caso". El magistrado añadió que se trató de un ataque "brutal" e "incomprensible" y descartó cualquier atenuante pese a que la defensa, en voz de Andrew Langdon KC, alegó un bajo coeficiente intelectual, inmadurez y una infancia difícil.

La investigación también destapó un patrón de control psicológico de Gunter sobre la madre. El acusado limitaba sus relaciones personales, supervisaba lo que comía o fumaba y gestionaba sus finanzas. Incluso llegó a compartir con ella el mismo teléfono, ordenador y correo electrónico, haciéndose pasar por ella en algunos mensajes. Los servicios sociales ya habían considerado retirar la custodia del bebé ante los indicios de un entorno familiar inestable y de episodios previos de violencia y manipulación.

El dolor de la familia

El abuelo paterno, Simon Gunter, expresó el dolor de la familia en un comunicado: "Era tan diminuto y tan perfecto. Nunca veremos su primer gateo, sus primeros pasos ni su primera palabra. Ni siquiera tuvo la oportunidad de regalarnos su primera sonrisa". Añadió que la familia le dio "una preciosa despedida" en el funeral y que "el tiempo se detuvo" cuando conocieron la noticia de su muerte.

La inspectora jefe Nadine Partridge, que dirigió la investigación, calificó el crimen de "incomprensible": "Esta ha sido una de las investigaciones más desgarradoras a las que nuestro equipo se ha enfrentado. La pérdida de una vida tan joven e inocente ha tenido un profundo impacto, no solo en la familia y en quienes conocían a Brendon, sino también en el personal del hospital y en todos los implicados en el caso".

Revisión de los protocolos de protección

El Somerset NHS Foundation Trust, responsable del hospital, ha anunciado la publicación este año de una revisión de los protocolos de protección infantil. "Este fue un caso penal increíblemente angustiante sobre el asesinato de un bebé vulnerable de dos semanas mientras estaba siendo cuidado en el Hospital de Distrito de Yeovil", señaló un portavoz.

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