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'Crónica negra' con Alfonso Egea: el triple crimen de Morata de Tajuña, la estafa del amor que acabó en venganza

Dilawar Hussein, acusado de matar a los tres hermanos Gutiérrez Ayuso, se enfrenta a 36 años de prisión.

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Dilawar Hussein, acusado de matar a los tres hermanos Gutiérrez Ayuso, se enfrenta a 36 años de prisión.
Los cadáveres estaban apilados y parcialmente quemados. | EFE/FACEBOOK

Este martes ha comenzado en la Audiencia Provincial de Madrid el juicio por el conocido como "triple crimen de Morata de Tajuña", un suceso que estremeció a la Comunidad de Madrid en diciembre de 2023. En el banquillo se sienta Dilawar Hussein, un ciudadano paquistaní de 45 años acusado de asesinar a sangre fría a Ángeles, Amelia y Pepe Gutiérrez Ayuso, tres hermanos septuagenarios que vivían juntos en el pequeño municipio madrileño.

La historia que se juzga no solo es la de un triple asesinato marcado por la violencia extrema, sino también la de una trama de engaños, ruina y desesperación que desembocó en tragedia.

Una estafa sentimental

Las hermanas Ángeles y Amelia fueron víctimas de una estafa amorosa por internet que las llevó a la ruina. Durante años mantuvieron contacto con dos supuestos marines estadounidenses destinados en Afganistán que, fingiendo enamoramiento, las convencieron de enviarles dinero con la promesa de una herencia millonaria.

Creyeron aquellas mentiras con tal fervor que vendieron propiedades y agotaron todos sus ahorros. Cuando el dinero se terminó, comenzaron a pedir préstamos a familiares y conocidos.

Fue entonces cuando conocieron a Dilawar Hussein, dueño de un locutorio en Arganda del Rey, desde donde las hermanas enviaban las transferencias al extranjero. Hussein, convencido también por el falso relato de los marines, les prestó 60.000 euros, convencido de que recuperaría el doble.

Pero la estafa se destapó, el dinero nunca volvió, y el vínculo entre prestamista y deudoras se volvió cada vez más tenso. Cuando la deuda se hizo insostenible, las hermanas ofrecieron al paquistaní una habitación en su vivienda de Morata de Tajuña, donde la convivencia se volvió insoportable. Hubo agresiones previas y una condena por intento de homicidio, aunque Hussein salió en libertad tras unos meses en prisión gracias a un acuerdo judicial.

La mañana del crimen

El 17 de diciembre de 2023, poco después de las diez de la mañana, Pepe, el hermano menor y discapacitado, abrió la puerta de la casa familiar para salir a la calle. En el umbral lo esperaba Hussein, que lo golpeó en la cabeza con una barra de hierro hasta matarlo. Después entró en la vivienda y atacó del mismo modo a Amelia y Ángeles, acabando con la vida de las tres personas.

Tras el crimen, el asesino amontonó los cuerpos en el recibidor y, dos días más tarde, regresó para intentar prenderles fuego y borrar las huellas. Pasaron semanas antes de que los vecinos alertaran de la desaparición. Finalmente, el 18 de enero de 2024, la Guardia Civil halló los cadáveres y restos biológicos que apuntaban directamente a Hussein. Acorralado por las pruebas, el acusado se presentó voluntariamente en el cuartel de Arganda del Rey y confesó los hechos.

Un crimen de odio y frustración

Según la investigación, la muerte de la madre de Hussein en Pakistán –a la que enviaba dinero regularmente– fue el detonante final. Durante su estancia en prisión, el acusado no pudo seguir enviando remesas, y su madre falleció poco después. Hussein habría culpado a las hermanas Gutiérrez Ayuso de esa pérdida, considerándolas responsables indirectas de su desgracia económica y personal.

El periodista de sucesos Alfonso Egea, señala en el programa En casa de Herrero, de esRadio, que podría haber "lo que a Dilawar le pasa en la cabeza no explica lo que les hizo a los hermanos de Morata". El periodista recalca que " lo que a Dilawar le pasa en la cabeza no explica lo que les hizo a los hermanos de Morata".

Egea describe al acusado como un hombre consumido por la frustración y el odio: "Dilawar tenía una situación personal muy particular. Mandaba dinero a su madre en Pakistán y, al no poder seguir haciéndolo por haber perdido el locutorio y entrar en prisión, la madre fallece. Él responsabiliza directamente de esa muerte a las hermanas, que le habían arrastrado a vender el negocio. Se puede entender su frustración, pero no justificar una matanza tan fría y cruel", asegura.

Un juicio con jurado popular

El proceso que acaba de comenzar estará en manos de un jurado popular, formado por 11 ciudadanos. Serán ellos quienes determinen si Hussein actuó movido por un trastorno mental o si cometió los asesinatos de forma plenamente consciente y planificada.

La Fiscalía solicita para el acusado 36 años de prisión, con el reconocimiento de una alteración psíquica leve. Por su parte, la defensa, ejercida por el abogado David Díaz Villasante, pide una condena de siete años y medio, alegando tres atenuantes: trastorno paranoide, arrebato u obcecación y confesión.

Egea, sin embargo, no comprende las peticiones de la defensa del asesino: "El abogado es muy optimista porque incluye el atenuante de confesión. Pero se olvida mencionar que al lado de los cadáveres había un cigarro con ADN de Dilawar. No ayudó en nada su confesión ni su entrega. Creo sinceramente que la petición de Fiscalía, 38 años por tres muertes, es la que puede llegar a fructificar".

Por otro lado, el periodista reflexiona también sobre el papel del jurado popular, sobre todo en casos tan complejos como este, donde ciudadanos de a pie tienen que decidir si una persona padece un trastorno mental o no: "Les hemos pedido a 11 ciudadanos que, en unos días, pasen de ser trabajadores normales a interpretar informes psiquiátricos, forenses y policiales. Esto no va de si Dilawar mató a los hermanos –eso está acreditado–, sino de si sus facultades mentales estaban alteradas. No creo que sea una decisión sencilla para ciudadanos corrientes."

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