Sin embargo, la reapertura de los colegios ha generado creciente malestar entre los padres, quienes se han manifestado en las calles exigiendo una respuesta más rápida y efectiva. La riada dejó a unos 97 centros escolares dañados, y aún hay una treintena de ellos cerrados, con 13.000 estudiantes de doce localidades sin poder asistir a clase debido a la falta de desinfección o a los trabajos de limpieza pendientes.
Las autoridades educativas habían prometido que las clases se reanudarían lo antes posible, pero casi un mes después de la catástrofe, muchos de los colegios afectados siguen sin abrir. Según los padres, la situación es insostenible, ya que los centros no solo siguen sin limpieza, sino que algunos no han sido debidamente desinfectados ni certificados para garantizar la seguridad de los alumnos. En varias localidades, los niños siguen sin poder asistir a clase, mientras que los padres deben lidiar con la incertidumbre y los inconvenientes que esto les ocasiona.
"Nuestros hijos llevan casi un mes sin clases, y no podemos seguir esperando. No se han hecho las tareas de limpieza en muchos centros, y la falta de información es alarmante", denunciaba uno de los padres que participaba en las protestas organizadas en diferentes puntos de la región. Las manifestaciones han sido convocadas por colectivos de padres y madres, que exigen que se cumpla de manera urgente el compromiso de la Generalitat para garantizar que todos los colegios afectados puedan reabrir lo antes posible.
Los centros escolares dañados por la riada han sufrido diversos tipos de daños, desde inundaciones que han afectado a aulas y mobiliario hasta daños estructurales más graves. En algunos casos, los trabajos de reparación y desinfección han sido lentos, y aunque la Generalitat ha asegurado que están trabajando a toda máquina para limpiar los colegios y garantizar que estén en condiciones, los padres insisten en que el proceso está siendo demasiado lento.
Desde la Conselleria de Educación, se ha indicado que el objetivo es que todos los centros afectados estén operativos antes de que finalice el mes de noviembre, pero las protestas reflejan la frustración de muchos padres, que consideran que la situación ya ha superado los plazos razonables.
La Generalidad ha expresado su compromiso de seguir adelante con las labores de limpieza y rehabilitación, al tiempo que ha subrayado la complejidad de los trabajos en algunos centros, especialmente aquellos que han sufrido daños estructurales más graves. Mientras tanto, las familias siguen esperando que sus hijos puedan retomar cuanto antes las clases en un entorno seguro y adecuado.

