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Jake Sandoval

La monarquía prosaica

De entre todas las publicaciones sobre la crisis institucional monárquica que se suceden ahora, destaca una: 'Juan Carlos Rex, la monarquía prosaica'.

De entre todas las publicaciones sobre la crisis institucional monárquica que se suceden ahora, destaca una: 'Juan Carlos Rex, la monarquía prosaica'.

De todas las publicaciones sobre la monarquía que están actualmente teniendo lugar debido a su crisis institucional, hay un libro que destaca por encima de todas: Juan Carlos Rex, la monarquía prosaica. Sus autores, Miguel Ángel Aguilar Rancel y Óscar Hernández Guadalupe, firman un análisis detallado de la monarquía que se ha ido configurando por parte de los reyes de España. A diferencia de la gran cantidad de libros y panfletos que están brotando como setas en primavera, este libro de 800 páginas ha requerido cinco años de investigación por los autores.

El análisis está basado en el ritual y protocolo de la monarquía como simbología e imagen que quiere proyectar. Es un análisis muy detallado de todas las facetas que incumben a la monarquía desde la subida al trono del Rey. Los autores, que no esconden que su análisis viene en parte definido por su respeto a la tradición, describen paso a paso todos los detalles de una monarquía que, desde el principio del reinado, ha optado por un perfil bajo en cuanto a protocolo, unido a un pasotismo total respecto de la tradición. Algo bastante distante del resto de monarquías parlamentarias que existen en el resto del mundo.

Una monarquía que parece que sigue a pie juntillas los consejos de Miguel Maura, y que se caracteriza por la decisión de diseñar una monarquía de tipo burgués basada en el eje Zarzuela-Marivent-Baqueira. El libro está plagado de ejemplos, desde la decisión de aceptar la donación de Marivent y no residir en un Palacio Real, pasando por los desaires que Aznar causó al Rey, hasta la educación que recibieron el príncipe y las infantas y que hizo que en más de una fiesta de la realeza europea se encontraran fuera de lugar en el que debería de haber sido su ambiente natural. La publicación del libro sobre la Reina de Pilar Urbano, o el que no permitiesen a don Juan renunciar a sus derechos dinásticos en el Palacio Real. Al final son detalles, pero cuarenta años de detalles hacen diferencia. Y la monarquía, al ser representativa y simbólica, está basada en detalles.

La definición de prosaica que lleva el título del libro no puede ser más clara, una manera discreta de llamarla insulsa y vulgar. Como metáfora, sirva la casa que se construyó el príncipe de Asturias. Los autores no recogen nada que no se sepa ni desvelan detalles que permaneciesen ocultos, pero la obra les permite ponerlos en perspectiva histórica y comparada con las demás monarquías europeas. El resultado es claramente que se está actualmente pagando una serie de errores que vienen de decisiones tomadas hace muchos años y que dejan en gran parte a la Familia Real con un margen de actuación escaso.

Un libro que se clava como un dardo en Zarzuela, no porque intente airear y calumniar, sino,  al contrario, porque es riguroso y está escrito al servicio de la monarquía. Un libro, en definitiva, que deja en evidencia a toda la verdadera corte que ha pretendido estar al "servicio" de la monarquía todos estos años con un resultado en parte dudoso, marcado casi por el complejo y por las pocas ganas de dotarlo del contenido que necesitaba. Una monarquía que se ha dejado guiar por los vientos de popa que durante años le han propiciado prensa, políticos, radios, revistas de corazón y televisiones, sin estudiar y preparar a fondo su papel, su tradición e intrahistoria.

Cuando se cumplen esta semana veinte años de la muerte de don Juan, conde de Barcelona, y se rumorea sobre su posible traslado a la cripta del Monasterio del Escorial coincidiendo con el 100 aniversario de su nacimiento, no cabe duda de que Rafael Spottorno, jefe de la Casa del Rey, estará leyendo con varios subrayadores el libro. Al final el problema de querer parecer moderno es que, cuando cambia la moda, uno se encuentra fuera de juego. La monarquía se parece bastante a la elegancia masculina: si quieres estar siempre a la moda, no arriesgues.

 

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