El defensa del Persépolis Muhammad Nosrati agarró del trasero a su compañero de equipo Sheys Rezaei durante una celebración de gol de su equipo en la liga iraní. Las consecuencias han sido nefastas.
Para empezar, el entrenador ha sido sustituido por permitir tamaña inmoralidad y los jugadores han sido apartados del equipo por la Federación de Fútbol de Irán. Pero aún puede ser peor.
Ambos podrían ser condenados a penas de cárcel y ser azotados, según informa la agencia Fars. El juez Valiollah Hosseini cree que el acto debería ser considerado como un "crimen" y ser gravemente castigado. "Un acto inmoral así en público se castiga con sentencias de cárcel de diez a 60 días y a 74 latigazos", indica el juez.
El manager del equipo, Ali Parvin, ha reaccionado con furia a la "amplificación" del accidente. "¿Por qué no los cuelgan y así serán felices?", se preguntaba Parvin.
El partido fue transmitido por televisión y el asunto ha pasado a ser un escándalo nacional para un país que no deja de ser una teocracia islamista. De hecho, el Parlamento iraní quiere llevar el caso más allá y planea citar al ministro de Deportes.