Los analistas de las principales instituciones financieras internacionales, servicios de estudios de entidades bancarias y periodistas especializados suelen castigar en sus informes sobre la economía española las intervenciones públicas del inquilino de La Moncloa.
El presidente del Gobierno ha pasado de negar la crisis a mentir directamente en sede parlamentaria, presionar a organismos estadísticos para maquillar las cifras oficiales y repetir como un mantra sagrado que España no tiene problemas graves, que la recuperación está a la vuelta de la esquina y que el desempleo ha iniciado una senda de desaceleración, que se hará patente en los próximos trimestre.
En 2010 la huida hacia adelante de José Luís Rodríguez Zapatero se ha recrudecido como consecuencia de la desconfianza generada en el seno de la UE tras la crisis de deuda pública griega. Tras el rescate del país heleno, las quinielas apuntan a España y Portugal como las próximas víctimas. Sobre todo, tras constatar que el Gobierno no piensa realizar reformas estructurales de calado, ni acometer un recorte del gasto público indispensable para cerrar el agujero que hay en la caja, de más de 112.000 millones de euros al cierre de 2009.
Para financiar la brecha entre ingresos y gastos el Tesoro necesita emitir 225.000 millones de deuda pública este año y si Zapatero sigue perdiendo credibilidad los intereses serán tan altos que será imposible obtener el dinero necesario. De hecho, cuando Zapatero analiza la economía, con su optimismo patológico, los mercados castigan a España. Como señala un analista financiero que prefiere mantenerse en el anonimato: “Es mejor que no hable, porque cuando lo hace sube el pan”.
“Conspiradores internacionales”
El 28 de enero, el presidente del Ejecutivo asistió al Foro de Davos y se enfrentó a las críticas y las miradas de los mandatarios y empresarios presentes por la mala situación española. Defendió que el suyo es un país "serio" y "cumplidor", y afirmó que se cumpliría el pacto de estabilidad de la UE y los objetivos de déficit público. También afirmó que "nadie va a salir del euro", pese a la situación de Grecia y de que se haya hablado incluso de la posición de España.
La intervención del flamante presidente de turno de la UE en el Foro de Davos se vió enturbiada por su desconocimiento del inglés, que ya se dejó ver nada más comenzar su primer mandato. Zapatero tuvo que pedir un intérprete y retrasó el inicio del coloquio. Para enfriar los ánimos dijo a los asistentes: “It is a beautiful day”
Esa semana fue mortal para la Bolsa española, que se tradujo en el jueves negro el 4 de febrero. El Ibex vivió su mayor jornada de pánico desde que comenzó el año y se desplomó un 5,94%, el mayor descenso desde el 22 de noviembre de 2008, cuando cayó un 6,3%. El selectivo cerró en 10.241,7 puntos. Los inversores castigan a España: no quieren su deuda.
La estrategia del Gobierno fue culpar de la caída a una “conspiración internacional” que obligó a la vicepresidenta económica, Elena Salgado, a acudir a Londres para calmar a los inversores, ante el ridículo internacional de las acusaciones.
“No hay derecho”
Después, el pasado 21 de febrero José Luis Rodríguez Zapatero participó en un mitin dominical en Málaga junto al PSOE de la región, en horas bajas en las encuestas. Tras una intervención de Manuel Chaves con fuertes críticas a Aznar, el presidente del Gobierno se dedicó a culpar al PP y a los "especuladores" de la crisis económica española. Algo que no ha evitado que abogara, al mismo tiempo, por un pacto con los populares.
En su opinión, la crisis “que ha venido de fuera” no es culpa de ningún gobierno, ni de ningún país, sino de "aquellos que pusieron en el mercado créditos que no se podían sostener para especular y enriquecerse". Y la crisis en España "es causa de lo que ha pasado con el sistema inmobiliario" algo que sucedió "porque llegó el PP y dijo ahí está el suelo, a construir hasta donde haga falta".
Además, se mostró visiblemente irritado de nuevo por la desconfianza sobre la deuda pública española: "No hay derecho, lo digo como presidente del Gobierno, a que nadie ponga en duda la solvencia de las cuentas públicas de España como país (...) es inmoral”.
El paro “ha tocado techo”
El 27 de abril, el presidente del Ejecutivo dijo que la tasa de paro había “tocado techo" y que "España volverá a crear empleo a partir de abril". Curiosa predicción que ya realizó el pasado 28 de junio. Desde entonces 645.000 personas más engrosan las filas del INEM. Estas declaraciones fueron obligadas tras descubrirse que Moncloa presionó al Instituto Nacional de Estadística (INE) para trucar la tasa de paro y que no superara el 20%. La denuncia de algunos funcionarios evitó el maquillaje.
Ese día el parqué madrileño cerró la sesión con una fuerte caída del 4,19%, la segunda mayor caída del año, que situó al selectivo en la cota de los 10.480,9 puntos, arrastrado, además, por el temor a un posible contagio de los problemas de Grecia a la economía española.
El Ibex volvió a desplomarse tras cerrar dos días con leves ganancias y se hundió en niveles mínimos. Las palabras de tranquilidad de Zapatero se produjeron tras la rebaja de la calidad de la deuda de Portugal y a Grecia por parte de Standard & Poor's, que aumentó el pánico entre los inversores ante la posibilidad de que el próximo país afectado por un recorte en la calidad crediticia sea España. Zapatero negó la mayor. El círculo se estrechaba y para muchos la pregunta ya no es si España caerá, sino cuándo.
La rebaja de la deuda española
Al día siguiente, el 28 de abril, la agencia Standard and Poor´s decidió rebajar otra vez la calidad de la deuda española, poniendo en tela de juicio la solvencia del país. Media hora después la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, envió un mensaje de confianza a la ciudadanía y de tranquilidad a los mercados.
De la Vega respondió en estos términos al ser preguntada en los pasillos del Congreso sobre la rebaja de la calificación de la deuda española desde la categoría “AA+” a “AA” con “perspectiva negativa”, debido a que S&P considera que el país podría sufrir un "periodo adicional de crecimiento débil". "Estamos adoptando toda las medidas para cumplir nuestros compromisos", garantizó la vicepresidenta primera. Por otro lado, el secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, calificó de "un poco sorprendente" la argumentación que ha utilizó la agencia de calificación.
Ese día el parqué madrileño parecía vivir una jornada tranquila. Pero la noticia de la rebaja del rating de España sentó muy mal a la Bolsa. A diez minutos del final de la sesión, el Ibex se recuperaba de un mal día y perdía sólo un 1,3%. Pero al cierre se desplomó y cerró con una caída del 2,99%. Los inversores castigaron más el mensaje de tranquilidad oficial que el informe de la agencia internacional.
“No doy crédito"
El último de los batacazos que, por ahora, se ha dado la bolsa española en lo que va de año tuvo lugar este martes 4 de mayo, cuando el Ibex 35 cayó un 5,41%, hasta el mínimo anual de 9.859 puntos.