Sólo Mariano Rajoy sabe qué sintió al subir las escalinatas del palacio de La Moncloa como presidente de la Nación. Pero, una vez dentro de las instalaciones -conformada por cuatro edificios-, poco le sonó a nuevo, habida cuenta de que fue un fijo durante ocho años; los que afrontó José María Aznar como jefe del Gobierno.
Rajoy fue vicepresidente y cinco veces ministro -de Administraciones Públicas, Educación, Presidencia, Interior y Portavoz- pero, qué duda cabe, que esta vez fue diferente. Su cara le delataba; no pudo evitar la sonrisa cuando atravesó los jardines del recinto para enfrentarse a unos escalones que, a partir de ahora, tendrán que subir quienes vayan a visitarle. Vistió traje azul oscuro, sin abrigo.
Fueron pasadas de las 11.50 horas cuando se produjo la ansiada la fotografía, posterior a otra instantánea (a las 11.00) a colocar en el álbum de este agotador traspaso de poderes: el juramento de su cargo ante el Rey don Juan Carlos en Zarzuela, ante las más altas instancias del estado. Con la mano derecha ante un ejemplar de la Constitución y otro de la Biblia, junto a un crucifijo, Rajoy eligió fórmula de la jura para expresar su fidelidad al cargo, la misma que utilizaron Adolfo Suárez, Leopoldo Calvo-Sotelo y Aznar, mientras que Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero optaron por la promesa.
“Juro cumplir fielmente las obligaciones de cargo de presidente del Gobierno con lealtad al Rey y guardar u hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, así como mantener el secreto de las deliberaciones del Consejo de Ministros”, fueron sus palabras textuales, ante los monarcas.
Ya en Moncloa, José Enrique Serrano, exjefe del gabinete de Rodríguez Zapatero, fue el encargado de recibirle. Antes ya se había producido un desembarco de varios dirigentes de PP, aquellos de su cinturón político y que están llamados a liderar la fontanería gubernamental, como Jorge Moragas o Carmen Martínez Castro.
El presidente ha pasado buena parte en su despacho, meditando acerca de su Ejecutivo, pendiente de que nada se filtrara, tal y como ha conseguido. Ya tiene la lista a entregar al monarca esta misma tarde la mayoría de protagonistas -si no toda la totalidad- se levantaron este miércoles algo más contentos. Es el caso de Alberto Ruiz Gallardón y Miguel Arias Cañete, según las fuentes consultadas.
Lo que ansía Rajoy es que la parafernalia institucional acabe lo antes posible para ponerse manos a la obra. No es que no disfrute de estos momentos, como hombre de tradiciones que es, pero admite que España necesita ya un Ejecutivo que tome el timón.
El presidente ya ha entregado al Rey la lista con todos los nombres. Después, los anunciará en rueda de prensa en Moncloa, a eso de las siete y media de la tarde.