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Agapito Maestre

Sombras

Zapatero sabe perfectamente qué es gobernar, en el sentido maquiavélico de la expresión. Es un maestro consumado en "hacer creer" lo que la gente "quiere creer". Son sus famosas "razones para creer".

Cualquier descripción decente, o sea, ajustada a la realidad política, sobre el nuevo gabinete demuestra que Zapatero sabe perfectamente qué es gobernar, en el sentido maquiavélico de la expresión. Es un maestro consumado en "hacer creer" lo que la gente "quiere creer". Son sus famosas "razones para creer". Todos los nombramientos de ministros son un golpe en la madre de la oposición. Todos ellos contienen, o mejor, participan del gran botín de Zapatero, ese que viene de la apropiación, o mejor, del robo y confiscación de la principal fuerza del cristianismo: la fe. Sí, sí, ha robado, primero, la fuerza del creyente religioso, después la ha vaciado de su genuino contenido sobrenatural y, finalmente, se ha revestido con ella. Sus cronistas rosas, según me informan, han llegado incluso a hablar de "totalitarismo de risitas". No, por favor, es algo más grave. Viene de una vieja tradición tan cruel como inteligente.

Es obvio que esa "operación", por decirlo suavemente, no empezó en el año 2004, había comenzado mucho antes, entonces sólo fue renovada... Pero, por no irnos muy lejos, diré que, después de ocho años del PSOE en la oposición, quien no contemple la historia del socialismo español que va de González a Zapatero no comprenderá la nueva andadura, el nuevo ciclo político, y menos aún podrá predecir lo que sucederá. La historia, sin duda alguna, predice. Asistimos, sí, una vez más a la renovación de la vieja operación revolucionaria, o sea, totalitaria, que tuvo su primera prueba en el régimen terrorista de los revolucionarios del XVIII, y uno de sus exponentes más sangrientos en la España de la Segunda República, un ensayo más del horroroso totalitarismo soviético.

¿Quizá no sea para tanto? Quizá. Pero, en ningún caso, el asunto puede zanjarse diciendo, según acostumbran a repetir "analistas" políticos que ocultan lo real bajo eslóganes antiguos, que son meros engaños y embelecos de Zapatero, faramalla, en fin, para terminar con una pobrísima oposición de cartón-piedra. No, no, esas mentiras tienen un poderoso soporte ideológico, que no es fácil de desmontar en el mundo del espectáculo, de las imágenes, en el que se mueve una sociedad encadenada a la televisión, que sólo ve imágenes, sombras, como los encarcelados en la caverna de Platón. Gentes que, si alguien se atreviera a desatarles y hacerles subir a la realidad, a la verdad de la luz del día o de la noche de luna, seguramente matarían a sus libertadores, porque creerían que lo real es donde ellos viven.

Sólo los obtusos niegan lo real, por ejemplo, quién en su sano juicio político se atrevería a cuestionar la imagen de la ministra de Defensa pasando revista a una compañía del ejército. ¡La imagen, la sombra de lo real, de la señora Chacón pasando revista a unos soldados de España es más poderosa, infinitamente más poderosa, que los millones de discursos, o de palabras, de otros tantos hombres ilustrados, con coraje e inteligencia, intentando "explicar" todas las perversidades que ella encierra!

La caverna de Zapatero no es menos infernal que la imaginada por Platón. El espíritu exterminador de Zapatero con la oposición primero, y con cualquier forma de crítica contra su Gobierno después, ha conseguido rozar la perfección con el nombramiento del nuevo Ejecutivo. Los destrozos que ya ha hecho en el centrismo de salón y de lenguaje políticamente correcto de la gente de Rajoy, e incluso en los que se oponen a éste dentro de su partido, costará años reconstruirlo. Naturalmente, sería mejor que el personal del PP se olvidara de esas pamplinas "centristas", y se dedicara a hacer política, o sea, se atreviera a correr el riesgo de ser asesinado por todos aquéllos que desea liberar.

Sin embargo, me temo lo peor; Rajoy y los suyos están contentos en la caverna. Si no fuera porque, a veces, uno tiene la sensación de que el PP ya está entregado a los destinos que le ha reservado el presidente del Gobierno, diría que el PP está muerto. No existe. Como tampoco existen, políticamente hablando, esos tristes columnistas, adheridos al poder o en sus aledaños, que creen hallar contradicciones entre Solbes y Sebastián. "¡Alta tensión!", decía un editorial de El País para ejemplificar el posible conflicto entre esos dos ministros. Falso. Lo real es que el Gobierno ya ha liberado 10 millones de euros para frenar la crisis de la economía española, que según el FMI, ojo a la fuente, España superará en un año.

Hablar de contradicciones en el Gobierno, sí, en un Ejecutivo que ha puesto a comer en su mano a todos los poderes, incluidos los de los medios de comunicación, es un juego de niños, o peor, de imbéciles para hacerse cargo del "proyecto", en verdad, del gobierno totalitario de Rodríguez Zapatero. ¡Y, mientras tanto, Camps y Ayllón discutiendo sobre si es conveniente o no sacar a los ciudadanos a la calle para protestar por el trasvase de agua del Ebro a Barcelona! Vivir para ver. Vale.

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