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Alberto Míguez

El plan que nunca existió

¿Fue todo filfa, ambición, farol, mentira o ensoñación? Cuesta trabajo creerlo entre otras razones porque en política exterior se coge antes a un mentiroso que a un cojo.

Las autoridades marroquíes han impedido por segunda vez que diputados de diversos partidos españoles pudieran desembarcar en el aeropuerto de El Aiun porque, según el gobierno de Rabat, estaban escorados hacia una de las partes (es decir, hacia el Frente Polisario) y lo que deseaban era crear incidentes entre España y Marruecos en un momento en que las relaciones entre los dos países son excelentes. “No lo permitiremos”, ha dicho el "número dos" del ministerio de Asuntos Exteriores marroquí, Farsi-Fihri que en realidad es el "numero uno" porque por su proximidad al rey Mohamed VI es quien dirige la política exterior marroquí y no su jefe, Mohamed Benaissa.
 
Hace casi un año el ministro de Asuntos Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, anunció a bombo y platillo que en seis meses España promovería una solución definitiva para el contenciosos del Sahara. Zapatero repitió la canción, convertido por arte de birlobirloque en conseguidor supremo para asunto del Magreb y similares.
 
Lógicamente, pensaban muchos, si ambas personalidades oficiales españolas se pronunciaban de forma tan tajante sobre esta solución es que el gobierno español tenía un plan más o menos secreto para resolver un asunto que tiene treinta años de antigüedad y que no parece fácil.
 
El otro día, el representante del Frente Polisario en Madrid, Abdullah El Arabi, dijo en La Linterna de la COPE algo que más o menos sospechábamos algunos: no hay tal plan, nunca Moratinos se molestó en hacerles llegar un documento, un proyecto, una síntesis de solución. Salvo buenas palabras y tópicos, ni Zapatero ni Moratinos sabían –y siguen sin saberlo– cómo se resuelve un asunto en el que una de las partes (Marruecos) se niega reiteradamente a cumplir con las resoluciones de las Naciones Unidas y en especial la que se refiere al derecho de autodeterminación del pueblo saharaui mediante referéndum.
 
¿Fue todo filfa, ambición, farol, mentira o ensoñación? Cuesta trabajo creerlo entre otras razones porque en política exterior se coge antes a un mentiroso que a un cojo.
 
La nueva política exterior española no es ni pro-marroquí, ni pro-argelina ni pro-polisaria, acaba de decir Moratinos. En eso tiene razón. Simplemente, no existe. Y en el contenciosos del Sahara lo está demostrando cumplidamente.

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