Menú
Carlos Semprún Maura

El último día

Se han producido las habituales manifestaciones contra Israel, pero me ha llamado la atención que estos días han sido particularmente escuálidas. Será por el frío (que tampoco es para tanto) o porque los militantes pro palestinos están esquiando.

Ted Lapidus acaba de fallecer; lo conocí hace siglos, cuando los dos éramos muy jóvenes y Natacha aún lo era más. Lapidus todavía no había montada su empresa, su griffe de costurero, y trabajaba en los almacenas de su familia. Pero no fue ahí donde lo conocí, sino en el célebre –al menos para mí– piso de las hermanas Rabinovitch, Lidia y Natacha, sito en calle de Douai (junto a la Place Clichy). Lo malo era que los dos nos interesábamos por Natacha, con lo que terminé odiando a Ted Lapidus, dado que él podía invitarla a discotecas, bares y restaurantes de lujo, mientras que yo sólo al café de la esquina. Pero él se mostraba muy simpático conmigo y cuando me lo cruzaba con su suntuoso Cadillac descapotable en las calles de San Germán de los Prados –donde íbamos todas las noches–, se ponía de pie y me gritaba amablemente: "¡Hola Carlos!", lo que me molestaba. Aquello duró por lo menos dos años, eran los tiempos felices de la posguerra.

Las hermanas Rabinovitch tuvieron suerte durante la ocupación nazi de Francia, pues lograron refugiarse en la zona sur y procurarse documentación falsa: Rabinovitch se convirtió en Robin, Lidia en Louise y Natacha en Natalie. Pero no se olvidaron de sus orígenes y cuando pudieron recuperar sus nombres y apellidos judíos lo hicieron (no como tantos otros que yo me sé).

Años después, al comentar con mi difunto hermano Paco una película de Antonioni, me dijo:

– No te va a gustar Mónica Viotti... ¡Con lo que se parece a Natacha!
– Ah, ¿te habías fijado?
– Ay va, si son idénticas y hasta se ríen igual.

Pero Natacha, a sus 18, 19 y 20 años se reía mejor...

Con este período festivo de Nochebuena y Nochevieja, la actualidad se hace empalagosa y gastronómica; ¿hay algo más aburrido que la gastronomía? (Sí, los toros). Pero la actualidad, en sus aspectos más trágicos, no ha desaparecido con los bombardeos israelíes contra Hamas, que ha vuelto a agredir a la población civil del sur de Israel. Se han producido las habituales manifestaciones contra Israel, también en París, pero me ha llamado la atención que estos días han sido particularmente escuálidas. Será por el frío (que tampoco es para tanto) o porque los militantes pro palestinos están esquiando, pero muy pocos salieron a la calle para gritar "¡Israel asesino!". Pero ya volveré a este tema en otra ocasión.

Y dado que, oficialmente, los hospitales públicos franceses son "los mejores del mundo", nadie se atrave a recordar que los "accidentes" mortales de esta Nochebuena no han ocurrido en ninguna de las clínicas privadas de la capital o de provincias. Por algo será.

En Internacional

    0
    comentarios