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Daniel Rodríguez Herrera

El iPhone no será otro iPod

No creo que ahora mismo gigantes como Nokia o Motorola estén temblando. Hombre, bien, lo que se dice bien, no creo que les haya sentado. Pero es un disgusto más tipo "qué grano más desagradable me ha salido en salva sea la parte".

La verdad es que a muchos se nos ha hecho la boca agua. Es cierto que hasta finales de año no lo tendremos en Europa y que no podremos comprarlo antes en Estados Unidos porque viene con un contrato de dos años con la empresa de telefonía Cingular bajo el brazo. Pero aún así, la presentación que ha hecho Apple de su esperado teléfono móvil ya ha hecho salivar a nuestro Isaac Jiménez, que casi me ha convencido para que me compre el Mac Mini, o a José Miguel Guardia, autor del célebre Barcepundit. Y a mí, ¡qué demonios!

Sin embargo, los deseos exacerbados de unos cuantos tecnófilos no garantizan que el nuevo producto de Apple vaya a tener el éxito que obtuvo en su día con el iPod. Cuando Apple lanzó su reproductor portátil de música, el mercado estaba casi inexplorado y un actor decidido, con buen producto y mejor marketing, podía hacerse con él con relativa facilidad. No es, evidentemente, el caso de la telefonía. Y eso a pesar de que Apple va a hacer lo que tanto se le critica a Microsoft, esto es, utilizar una cuota de mercado en los MP3 que algunos euroburócratas quizá calificaran de "cuasi monopolio" para entrar en otro sector. Y es que una de las principales bazas del teléfono de Apple es su funcionalidad como iPod, y el hecho de que muchos de los usuarios de éste puedan pensarse cuando llegue la hora de actualizarlo que no estaría mal quitarse un cacharro de encima y usar el mismo como móvil y como reproductor.

No creo que ahora mismo gigantes como Nokia o Motorola estén temblando. Hombre, bien, lo que se dice bien, no creo que les haya sentado. Pero es un disgusto más tipo "qué grano más desagradable me ha salido en salva sea la parte" que uno de clase "después de esto me veo emigrando a las Bahamas para huir de mis accionistas". Nokia, por ejemplo, puede chulearse de su inminente N95 que, por integrar, hasta viene con GPS. Su mayor problema, claro, es que sigue trayendo esas cosas tan anticuadas llamadas botones en lugar de la pantalla táctil tan espectacular del iPhone.

Otra mala noticia para la compañía de la manzana es que las regulaciones norteamericanas le han obligado a desvelar las características de su producto seis meses antes de lanzarlo, de modo que otras empresas pueden intentar copiarles algunas ideas. Parece, eso sí, que Apple no tendrá excesivos problemas con Cisco en torno al uso de la marca iPhone; probablemente lleguen a un acuerdo, dado que los derechos de esta última parecen ser más que dudosos pero seguramente la empresa de Steve Jobs intente evitar el juicio, por si acaso.

El tiempo lo dirá, pero aunque no creo que sea un fiasco, este nuevo empeño de Steve Jobs tampoco tiene aspecto de convertirse en un éxito apabullante.

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