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EDITORIAL

El 'síndrome de Irak' rige nuestra política de Defensa

Nuestra falta de implicación en la coalición internacional contra el Estado Islámico recuerda más a la etapa de ZP que a la de pasados Gobiernos del PP.

Aunque los socialistas españoles no tengan, precisamente, mucha legitimidad para criticar la escasa implicación de España en la lucha contra el terrorismo islámico, no es menos cierto que el compromiso de nuestro país con la coalición internacional que se está gestando para combatir de manera directa al Estado Islámico (EI) está siendo hasta la fecha, ciertamente, muy escaso.

Que España no acudiera a las dos reuniones más importantes que se celebraron al efecto en la reciente cumbre de la OTAN en Cardiff es una vergüenza que no se borraba, sino que se agravaba, con el posterior anuncio de que la contribución española a la causa se limitaría a la entrega de unos miles de viejos fusiles Cetme a los kurdos iraquíes.

Aunque el ministro de Defensa, Pedro Morenés, haya anunciado este miércoles que España enviará 130 militares y una batería antiaérea Patriot a Turquía, dicha contribución obedece más a los programas de apoyo defensivo a los países que forman la OTAN que a un compromiso de implicación directa en el territorio donde impera a sangre y fuego el EI: Irak y Siria.

Es cierto que la escasa implicación de España puede encontrar acomodo en la falta de determinación que están mostrando los países llamados a liderar esta coalición internacional. Lamentable prueba de ello es que Obama parezca querer limitarse a combatir al terrorismo desde el aire, aun cuando lo más preocupante de este movimiento islamista, tal y como apunta Rafael L.Bardají, es que controla y administra un territorio y una población como si de un Estado, efectivamente, se tratara.

Difícilmente se podrá combatir y desalojar del poder a estos yihadistas si se renuncia a enviar tropas de infantería a liberar el territorio, cercano a los 80.000 kilómetros cuadrados, por ellos dominado.

Naturalmente, sería absurdo pretender que España asumiese el liderazgo de esta coalición internacional contra el terrorismo islámico, pero el Gobierno debería atreverse a mostrar clara y abiertamente su posición sobre cuál debe ser la forma de combatir la amenaza y cuál sería su grado de compromiso en dicho combate.

Sin embargo, por mucho que el ministro Morenés asegure que nuestra sociedad se defiende "tanto cerca como lejos" de nuestras fronteras, parece que el Gobierno se queda "a la espera de a ver qué le dicen", en una actitud que más recuerda a la etapa de Zapatero que a la de pasados Gobiernos del PP.

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