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GEES

¡Bravo, Italia!

Si combatir la inmigración ilegal les supuso a los italianos el epíteto de racistas por parte de nuestra progresía gobernante, veremos cómo se califica el hecho de optar por la energía nuclear.

Italia volverá a la energía nuclear. Lo confirmó Claudio Scajola, el ministro para el Desarrollo Económico afirmando que el país debía reducir su fuerte dependencia energética del exterior y que, para ello, la mejor alternativa era la energía nuclear. También lo había anunciado Silvio Berlusconi antes de presentarse a las elecciones por ser "la mejor opción para Italia".

La decisión de Berlusconi tiene dos meritos importantes. En primer lugar, ser capaz de afirmar públicamente que la energía nuclear es la mejor alternativa para la independencia energética y el progreso económico. La segunda la de ir en contra de un referéndum celebrado hace 20 años que dio un no rotundo a la energía nuclear y anteponer así, por tanto, la responsabilidad a la popularidad.

El primer reconocimiento, decir algo obvio, no debería serlo, pero muestra hasta que punto, y no sólo pasa en España, los medios de comunicación y la demagogia dominan la opinión pública y condicionan las actuaciones de Gobierno. La desinformación, la falta de responsabilidad pública y la tendencia al falso paternalismo protector frente a hipotéticas amenazas habían hecho que Italia, al igual que España, tuviera una sociedad reacia a aceptar lo que es evidente. Que la energía nuclear, por ser la más barata, por ser la más limpia y porque el combustible es sólo un 5% del coste de producción es la opción que mejor puede garantizar un suministro energético seguro, fiable, económico y además limpio.

El segundo mérito de Berlusconi muestra una valentía política al obrar en función de intereses nacionales y no de réditos políticos cortoplacistas. Berlusconi será más o menos discutible en muchos aspectos pero no ha dudado en actuar según unos principios de responsabilidad política en lo relativo a la inmigración ilegal que asola el país y, ahora también, cuando se ha de realizar una planificación energética a largo plazo.

En una decisión aún peor y más irresponsable que aquella del PSOE unos años antes al paralizar la construcción de las centrales nucleares españolas, Italia decidió en 1987 que la energía nuclear no tenía futuro. Fue un referéndum manipulado por la derecha y por la izquierda donde todos los partidos políticos, igualmente irresponsables, movidos por el populismo y ávidos de ser la "vanguardia de Europa" (¿les suena?) apoyaron el cierre de todas las centrales con el consiguiente coste económico que todavía el país soporta. La justificación de entonces: la ecología y la paz. Algo muy familiar.

La falta de principios y la hipocresía de esos políticos ayer es la causa de que Italia sea hoy el país de Europa donde la energía es más cara, casi el doble que en Francia, donde casi un 30% de la electricidad es directamente importado desde Francia y Suiza y donde la precariedad de la generación ha ocasionado importantes apagones en momentos de picos de demanda de potencia como el del verano pasado que dejo más de medio país sin luz.

Seríamos demasiado optimistas si creyéramos que este hecho va a influir en la política española. Cuando vamos a asistir a la mayor subida de precios de la energía de los últimos años, los políticos españoles, sin distinción de signo, se niegan a reconocer y a explicar que no se puede satisfacer la demanda energética ni se puede realizar una planificación medianamente creíble únicamente con fuentes renovables y, sobre todo, que nuestra dependencia energética sólo puede ser reducida con generación masiva y no mediante modestos aerogeneradores.

Italia se ha incorporado a una serie de países donde la energía nuclear ya no es vista como un problema sino como una solución: Francia, EEUU, Canadá, Finlandia, Gran Bretaña, China, India y Japón. España ni está ni, por desgracia, se la espera en este selecto club de países con gobernantes responsables en materia energética.

Queda por ver como calificará el Gobierno español esta medida. Si combatir la inmigración ilegal les supuso a los italianos el epíteto de racistas por parte de nuestra progresía gobernante, veremos cómo se califica el hecho de optar por la energía nuclear. En nuestro país lo más lamentable es que no haya ni un Gobierno ni una oposición que, además de explicar que hay que combatir a la inmigración ilegal, exponga el hecho de que hay que apostar por una energía barata, segura y limpia, es decir, por la energía nuclear.

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