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El chavezazo

Por qué la oposición y los observadores internacionales aceptaron sin inspecciones efectivas de ninguna clase un sistema de votación que sólo funciona sobre la base de la confianza, puesto que quien lo controla puede adulterarlo con toda facilidad?

Respecto a lo que ha sucedido en Venezuela, la pregunta pertinente, comienzo de toda sensatez, es si el sistema electoral era vulnerable a la manipulación, porque si lo era, lo único que puede concluirse con la seguridad de un silogismo impecablemente construido, es que Chávez lo hizo. Es así que es prácticamente seguro que el sistema podía muy fácilmente manipularse, de donde se deduce que con casi total seguridad falsificó los resultados del referendum.
 
A partir de ahí las preguntas fluyen como un torrente. ¿Por qué la oposición y los observadores internacionales aceptaron sin inspecciones efectivas de ninguna clase un sistema de votación que, como todo software, sólo funciona sobre la base de la confianza, puesto que quien lo controla puede adulterarlo con toda facilidad? ¿Cómo consintieron que la única prueba tangible de los resultados, -la papeleta con el voto que emitían las máquinas y que el votante depositaba en una urna- no fuese objeto de recuento, ni siquiera un muestreo –con lo fácil que es contar síes y noes- y que las urnas quedasen en poder del chavismo, desapareciendo para el resto del mundo?
¿Cómo es posible que Gaviria y Carter den por buenos los resultados sólo porque cuadran los números, si estos pueden haber sido, sin ningún problema, alterados a placer? ¿Cómo puede producirse ese coro aprobatorio de la prensa internacional, ignorando olímpicamente la carencia de fiabilidad del sistema, los múltiples indicios de fraude, las cifras con visos de realidad que no casan con las oficiales, y sobre todo, ante todo, por encima de todo la personalidad, el historial, la naturaleza del régimen de Chávez?

¡A ver si ahora resulta que la revolución bolchevique ha sido todo un éxito, Cuba, Vietnam y Corea del Norte unos paraísos, el comunismo la interpretación científica del mundo y tipejos como Chávez nuestro radiante futuro! ¡Y todo porque ellos dicen que gobiernan para los pobres! El hecho de que en cuatro años haya incrementado en dos millones los efectivos de los mismos y destruido más del 25 por ciento de la riqueza nacional, no cuenta. Cuenta que se ha lanzado contra la antigua oligarquía, sin duda corrompida e impresentable, pero no cuenta que la haya sustituido por otra nueva, con los peores elementos de la anterior, mucho más corrompida todavía.
 
Chávez es un demagogo sin escrúpulos que utiliza un retórica de izquierdas porque le resultó más útil para satisfacer sus ambiciones que el método que probó con anterioridad, el golpe de estado. Que los comunistas lo den por bueno es un índice de lo desesperados que se hallan y lo bajo que han caído, si es que alguna vez estuvieron encaramados a alguna altura. Que los socialdemócratas lo hagan es desfachatez. Que liberales y conservadores demócratas se sumen es soberana estulticia, muestra del acomplejado masoquismo con el que humilladamente se someten a la colonización ideológica de la izquierda, aceptando que la lucha política se desarrolle en el campo de ellos, con el handicap de su lenguaje y sus mitos. Muestra en definitiva flojera en la defensa de los ideales democráticos, en los principios en los que se cree, con lo que sí, después de todo, las críticas que se les hace desde la izquierda no dejan de tener algún fundamento. Significa cualquier cosa menos moderación. La democracia y los venezolanos se merecen algo mejor.

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