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Obama miente sobre Bengasi

La Constitución americana permite destituir a un presidente por delitos y faltas graves. Mentir lo es.

La Constitución americana permite destituir a un presidente por delitos y faltas graves. Mentir lo es.

El pasado 11 de septiembre terroristas islámicos vinculados a Al Qaeda atentaron contra el consulado americano en Bengasi y mataron a cuatro personas. Así lo determinó la CIA inmediatamente. Obama lo escondió entonces para ganar las elecciones y lo hace hoy, porque no cuadra con su cuento de que terminó la guerra contra el terrorismo.

En la versión oficial, difundida por Obama, la Casa Blanca, Hillary Clinton y la embajadora ante la ONU, Susan Rice, una revuelta espontánea generada por un vídeo ridículo reemplazó a la verdad que el pueblo americano no debía oír.

Obama orquestó esta operación propagandística días después de la Convención Demócrata de Charlotte, donde tanto él como el hoy secretario de Estado, John Kerry, presumieron de haber liquidado a Ben Laden y puesto a Al Qaeda "camino de la derrota". La victoria en la guerra permitía retirar tropas y volver a la calma. Obviamente, un atentado de Al Qaeda el 11 de septiembre de 2012 no confirmaba ese relato, así que se inventó la película imbécil como causa remota y la manifestación espontánea como causa próxima.

Greg Hicks, el segundo del asesinado embajador Stevens, ha declarado que se ordenó a unos soldados de los servicios especiales que no abandonaran Trípoli a las 6 de la mañana del día de los hechos para acudir a proteger el consulado. También se negó el apoyo de cazas procedentes de Trípoli. Es dudoso que la reversión de ambas decisiones hubiese salvado vidas, pero entonces no se sabía. En su día, Hillary preguntó ante el Congreso qué diferencia había entre un ataque terrorista y una revuelta callejera. En fechas recientes James Carney, portavoz de Obama, se refirió al atentado como algo sucedido "hace mucho tiempo", para quitarle importancia.

Hoy se sabe que tanto el secuestro en la planta argelina de In Amenas al poco de empezar los franceses la guerra en Mali como el atentado de Bengasi fueron obra de franquicias de Al Qaeda. Se sabe que miembros de la rama yemení del grupo, Al Qaeda en la Península Arábiga, participaron en el ataque de Bengasi. Se sabe que unos egipcios entrenados por un terrorista conocido como Abú Ahmed y cercano a Al Qaeda estuvieron en Bengasi el día del crimen; y se sabe que también miembros de Al Qaeda en Irak participaron en el ataque. Con todo, el director de inteligencia de Obama sigue hablando de "lobos solitarios" y terroristas dispersos sin dirección de Al Qaeda.

El presidente malo sigue siendo Nixon, por espiar rivales políticos, o Bush, por creer a la CIA y las agencias de medio mundo sobre las armas de Sadam. Pero si se difunde hasta dónde llegó Obama para facilitar su campaña electoral y seguir manteniendo el mantra de la derrota ficticia de Al Qaeda, el menor de sus problemas será una declinante popularidad.

La Constitución americana permite destituir a un presidente por delitos y faltas graves. Mentir lo es.

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