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Ignacio Villa

Bajar a la tierra

Vuelven las sesiones de control al Gobierno. Es una buena y necesaria costumbre parlamentaria, que esperemos, sirva para que se espabilen todos: Gobierno y oposición.

Esta primera sesión de control de la nueva etapa parlamentaria nos deja varias perlas que tendremos que seguir. Al menos sobre el papel. Desde las filas socialistas se va a preguntar a José María Aznar sobre sus “cositas”, denominación que el presidente del Gobierno adjudicó, hace pocas fechas, a las diversas polémicas que convulsionan la vida política y social.

Además, Aznar tendrá que responder también a la petición de IU de adelantar el debate sobre el Estado de la Nación, precisamente por la preocupación social por las “vacas locas” o por el uranio empobrecido.

Otra pregunta que acaparará toda la atención será la formulada desde los bancos socialistas a la Ministra de Sanidad. Celia Villalobos reaparece, por la mañana en Comisión, por la tarde respondiendo a una pregunta sobre la alarma social que han provocado sus declaraciones.

Tarde entretenida, genuinamente parlamentaria; confirma que la sesión de control es uno de los inventos más saludables a la que se someten nuestros políticos semanalmente. Tiene objetivos diversos; sirve para que el Gobierno no se encierre en su torre de marfil infranqueable y lejana; y para que la oposición pueda eludir la rutina y alegrar, de paso, la aridez del desierto.

En resumen, la sesión de control consigue que nuestros diputados pisen tierra, de vez en cuando, con los problemas ciudadanos. Dicho al estilo “Aznar”, para que bajen a tierra y trabajen un poquito, que nunca viene mal.

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