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Isabel Durán

¡Váyanse, señorías!

Memoria histórica para el franquismo, eso sí, pero que la exaltación del terrorismo campe a sus anchas en los parques y plazas del norte de España.

La VIII Legislatura toca a su fin. Los españoles estamos de enhorabuena. El 14 de enero, con la emisión del decreto de disolución de las Cámaras, se cierra un periodo negro de la democracia en España, cuatro años de bochornosa ignominia parlamentaria. Se disuelven, por tanto, las Cortes del cordón sanitario, del inicio de la ruptura de la nación española, de la rapiña nacionalista y del acoso a las víctimas del terrorismo. Se esfuma, en definitiva, la legislatura que ha hecho jirones la convivencia y la concordia entre españoles. Se les acabó el pastel a Zapatero y su cohorte de rapaces antiespañoles. Ahora tocan las urnas.

Las últimas pinceladas de este final de la Legislatura del oprobio evocan un fin de fiesta de lo más elocuente. Con la aprobación del pasteleo presupuestario y la guinda de las leyes para engordar los bolsillos de los titiriteros del pesebre de Z, llegó el golpe de gracia. Una votación que ha pasado prácticamente desapercibida pero que evoca los momentos más duros de un cordón sanitario contra el partido de Mariano Rajoy incluso a costa de favorecer a los terroristas y a quienes les apoyan.

El Partido Popular llevó a la Carrera de San Jerónimo una proposición no de ley que en la que se requiere a los ayuntamientos del País Vasco y de Navarra para que retiren los nombres de calles, placas conmemorativas o cualquier monumento de homenaje a terroristas. Pero Zapatero y sus socios votaron en contra. Todos a una. Memoria histórica para el franquismo, eso sí, pero que la exaltación del terrorismo campe a sus anchas en los parques y plazas del norte de España.

¡Váyanse a sus casas, señorías! Salvo los 131 escaños del PP, los restantes representantes de la soberanía nacional han escupido una vez más a la cara a los españoles y en especial a las víctimas. Ya hemos tenido bastante de la España de los ríos blindados, de la expulsión del castellano de los territorios con mando en plaza de los independentistas, de la España de las razones humanitarias para con De Juana Chaos. La legislatura de la deshonra ha tocado a su fin. Ahora se abre un halo de esperanza.

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