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Víctor Llano

Pujals

Dios quiera que no se demore el día en que los empresarios decentes puedan emprender negocios decentes en una Cuba decente. Leopoldo Fernández Pujals estará entre ellos

Siempre escuché hablar de él como uno de los cubanos que con más desinterés y generosidad había ayudado a miles de compatriotas con peor fortuna. Aunque me lo negó, me consta que se dejó “engañar” en más de una ocasión. No le pesa. A Leopoldo Fernández Pujals no le resulta indiferente el sufrimiento ajeno. No es sólo un trabajador incansable y un empresario de éxito, también está al corriente de lo que ocurre en Cuba y en contacto con lo mejor de un exilio que, sin ser lo que fue, aún es capaz de mantener la esperanza y soñar con el regreso. Como otros muchos, tampoco él renuncia a volver, “regresaré a Cuba para ayudar a levantarla. Jazztel podría invertir allí”. No me pareció que su sentencia respondiera a la soberbia propia de un triunfador que para no aburrirse necesitara de un nuevo reto. Creo que está decidido a seguir ayudando en lo que pueda. Mientras espera a que llegue el tiempo del regreso, Pujals –que presume de raíces mambisas (patriotas de la Guerra de Independencia del siglo XIX)– apoya económicamente la lucha de los grupos que con más claridad denuncian los crímenes de la tiranía. Entre ellos están Mar por Cuba, Plantados, y los de Martha Beatriz Roque y Óscar Elías Biscet. Los cuatro se oponen al levantamiento de lo que el actual presidente del Gobierno español califica de bloqueo y que no es más que un intento de que no se trafique con propiedades robadas.
 
A juicio de Pujals, “los herederos de la tiranía quieren que se levante el embargo para recibir todo tipo de créditos que inmediatamente se pondrían al servicio de la represión y de la propaganda.” Cuando le recordé que son muchos los europeos que se oponen a la ley Helms-Burton, el empresario reseñó que los que se oponen no lo hacen por beneficiar a los cubanos, sino porque, o no conocen la realidad cubana, o desean enriquecerse sin considerar el cumplimiento de leyes internacionales que no permiten la utilización de propiedades confiscadas sin la debida compensación, realidad que tampoco y, en ningún caso, observa los convenios laborales reconocidos internacionalmente. Pujals está convencido de que si se levantan las sanciones económicas, los herederos de la barbarie se afianzarían en el poder. Por eso apoya la idea de que se mantenga el embargo, “confío en que si se mantiene, tras la muerte del tirano pueda utilizarse como ficha de cambio y consecuentemente pueda contribuir a que se inicie un proceso que conduzca a la democracia evitando que el generalato imponga la continuación de la dictadura”.
 
El empresario rechaza cualquier tipo de componenda o negocio con los verdugos. No se muerde la lengua. “Invertir en la Cuba de Castro es amoral. Es injusto invertir –con intención de obtener beneficios– en un país en donde existe mano de obra esclava. Los sindicatos españoles no permitirían que aquí se contratara y pagara a los españoles bajo las condiciones laborales que existen en Cuba. La prensa tampoco lo consentiría. Sin embargo, son muy pocos los periodistas que denuncian la esclavitud de la que se sirven todos los que negocian con la tiranía. A cada rato al régimen le cae un dinerito que le sirve para ir tirando. Ahora le llega de Chávez y es mucho, pero en la década de los noventa le llegó de Europa. Ya hubiera desaparecido la barbarie comunista si entonces –cuando más lo necesitaba– no la hubieran ayudado los que sin ningún tipo de escrúpulo pretendieron enriquecerse a su costa”.
 
Respecto al futuro, Fernández Pujals anhela que Europa y Estados Unidos alcancen una firme posición común para promover una transición democrática en Cuba. “El actual gobierno español ha llevado a la Unión Europea a promover un cambio democrático a través del compromiso económico, en contraste con la política de Estados Unidos, la cual se dirige al colapso del régimen mediante sanciones políticas y económicas, así como con el diseño de una agenda de transición sin Fidel ni Raúl Castro. En Cuba la Unión Europea y los Estados Unidos deben asumir la misma posición de firmeza que asumieron con el apartheid en Sudáfrica. Esta es la única solución que yo veo”.
 
Me sorprendió –y desde aquí se lo agradezco– que un empresario de la importancia de Pujals denunciara con tanta contundencia la actitud miserable de todos aquellos que quisieron enriquecerse en la Prisión-grande. Dios quiera que no se demore el día en que los empresarios decentes puedan emprender negocios decentes en una Cuba decente. Leopoldo Fernández Pujals estará entre ellos.

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