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Carlos Semprún Maura

Diario de una huelga

El Gobierno quiere ganar esta batalla para conquistar la fortaleza de los "regímenes especiales" y seguir avanzando por el camino de la reforma, mientras la oposición de izquierdas quiere vencer para recuperar en la calle lo que ha perdido en las urnas

Miércoles 14, 9:30. La radio France-Info "todo noticias" (que es estatal y, por lo tanto, sociata) anuncia que la huelga general de transportes que comenzó ayer a las ocho de la tarde arranca con menos fuerza que la del 18 de octubre. Aquella fue una huelga que debía durar 24 horas, pero en realidad, y en parte, duró cuatro o cinco días en ciertas regiones y, sobre todo, en los trenes de cercanías parisinos. Pero aunque tenga menos, sigue teniendo mucha fuerza, porque según las líneas de ferrocarril el paro está siendo seguido por entre el 70 y el 90% de los trabajadores. En los transportes urbanos la situación es más variopinta, porque si en París circula un metro de cada tres o cuatro y los autobuses un poco más, en ciertas ciudades de provincias el tráfico es casi normal.

Como la UNEF, el principal sindicato de estudiantes, terminó por desautorizar la consigna de bloquear los trenes en estaciones paralizadas por la huelga, ese aquelarre se desinfló. Pese a ello, en un par de ciudades de provincias grupitos izquierdistas intentaran "hacer algo", pero fueron recibidos a porrazo limpio por la Policía. En cambio, la paralización de las universidades prosigue, pero con un dato novedoso en la larga historia de los conflictos universitarios: los estudiantes contrarios a la huelga actúan y vociferan más que nunca y, en ciertos casos, los rectores han cerrado sus universidades para evitar reyertas graves.

Hay otro dato poco frecuente: las negociaciones entre el Gobierno y los sindicatos prosiguen en plena huelga. Dos cosas me parecen evidentes, aunque nadie las confiese claramente. La primera es que los sindicatos –los asalariados es menos seguro– han aceptado la idea de la supresión de los "regímenes especiales" y que todo el mundo cotice 40 años. Lo que pretenden a cambio son ventajas salariales y la mejor cuantía posible de sus futuras pensiones. Trabajaremos más años, pero ganaremos más, puede resumirse. La segunda es que el Gobierno quiere ganar esta batalla para conquistar la fortaleza de los "regímenes especiales" y seguir avanzando por el camino de la reforma, mientras la oposición de izquierdas quiere vencer para recuperar en la calle lo que ha perdido en las urnas, cara a la próximas elecciones municipales, cantorales y europeas.

Mediodía sin novedad en el frente. Se confirma que hay menos huelguistas que en Octubre, un 63% en lugar del 73%. Se confirma que las negociaciones prosiguen. Se confirma que el 69% de los franceses está en contra la huelga y que no habrá "revolución", ni en un sentido ni en el otro. Las manifestaciones previstas tendrán lugar esta tarde y no puedo comentarlas pues, cual ferroviario, yo también tengo mis horarios. Si no son multitudinarias y transcurren pacíficamente no cambiará nada, y habrá que esperar a la huelga de los demás funcionarios el 20 de noviembre. Si ocurre un incidente grave, todo es posible.

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